27 sept 2013

Miedo.

El miedo a la vida.

A ser comunicado. A vivir entre las teclas.

El escapar de la música y del silencio evitando las palabras.
El emerger de la madera profeta de líquidos dentro de una cordura.
El acostarse en sudor metálico y parecerse a las alfrombras.

Miedo a correr entre la arena, y contar el bosque de las entrañas.
Huir de las nubes, esconderse en los pechos de almohadas silentes.
Fantasear con el imposible, pegarse al éxtasis infinito.
Tocarse hasta explotar el volcán inactivo por no poder torturar.

Aceptar la extensión de los llanos para no recordarse.
Contrarrestar una lágrima para dormir a pesar del tono grave.
Buscar y perderse sin escribir como el usuario.
Aceptar el pánico, enloquecer con las sombras la espalda.
Se siente el frío de la ironía a lo que se aspira perpetrar.

Fugarse ante lo desconocido para no mostrarse existente hacia uno mismo.
Querer pertenecer al revoltijo de insectos por creer en resplandor,
Cuando se merece ser tarántula...

Cuando se merece ser miedo.
Cuando se perdona tener miedo....
Se reconoce lo incógnito salado y se inunda lo brutal
Respirar el cristal de la tierra ajena a nuestro umbral de costumbres.
Se suspenden los parásitos en la humedad dulce de la piel.
Se escuchan voces...

Cuando se observan entes externos a uno mismo.
Cuando se padece lo completamente bizarro.
Cuando se pierde uno en uno mismo para alimentarse.

Corre...


22 sept 2013

Frío. (II)

Me he estado comunicando mediante símbolos, he estado compuesto por estancias de humo; he estado, por fin, sin ningún padecimiento. He sentido la soledad que merezco, y me he paralizado al momento de escribir queriendo expresar lo que siento, golpeando el suelo del escribir por escribir mediante la experiencia que es, sin preámbulos, una vil y minúscula mierda.

Y he pensado en que he sentido el querer creer que quiero sentir la necesidad de tener a alguien a mi lado, sentir un romance correspondido con la idea de que nunca será funcional, de que nunca será.... he pensado en tener fe en mi locura creyendo que con un beso de ella será suficiente para regresar a la estabilidad que alguna vez me permitió permanecer. He estado escribiendo en una subjetividad poética, contradiciendo mi escepticismo, en el que 'escribir por escribir' se diluye en un concepto remoto al del 'arte por el arte'.

He tomado sin consideración alguna en mi salud mental y, sobretodo, física, corporal, fisiológica.

Recuerdo lo que soy el día de extrema soledad; recuerdo lo que decidí ser antes de corromperme por mi propia necesidad de ser diferente siendo diferente, recuerdo que lo que la prisión romanticista ha intentado imponer en mí me ha llevado a imponerme reglas de comportamiento social, y yo no soy así.

La maldición del poeta estrecho, todo sin querer, casi sin querer estar. Y regreso al estar corrompido...

Pintura tendida, entre la saliva de las cenizas malolientes que me atormentan antes de soñar; y explorar los infinitos, los imposibles, los remotos adyacentes del concordante parecido a la hormiga silente. Perdón si el laurel no recibe retroalimentación, perdón si el caudillo es solo un instante. Perdón si se piensa, si piensas, que la nota suicida tiene corazón, corazón loco, con querer enamorarse de aquella belleza, belleza que sostiene de telarañas confusas ante mi realidad.

Que se convierta en mi diario, en mi desdén complacido, en mi solitario partir constante al urgir fantasmas, en el estar para no ser y, por lo tanto, en el cliché que me convierte en mis ganas de ser escritor.

No soy escritor; no soy dominador, pero si soy dominante. No soy amante de lo humano; no soy mortal, pero si soy indestructible. No soy misericordioso; no soy estricto en principios, pero si soy fiel y leal ante la idea pasional para seguirlos hasta la muerte....


Y hasta la muerte.


He seguido lo que soy, sin saber con certeza lo que soy, porque no soy nada; sin el independientemente de los adjetivos. El buscar quién soy, conociendo mi proeza... La odisea húmeda de placeres, aquellos placeres con los que no me rendiré al momento de someterme ante lo que soy dispuesto a rendirme.

Y me rindo, no necesito pero necesito. No quiero nada porque lo quiero todo. Y el cenicero desdicha el desacuerdo de búsqueda sobre lo que la aspiración pretende descansar ante el sentarse y con alcohol pensar que éste podría ser el último día de mi vida... Para que la soledad me siga acompañando, sabiendo que a nadie le va importar un carajo el hecho de que yo considere mis escritos como una prótesis de lástima y que considere el hecho de que por escribir mi lástima se escatimara en la estadística entre los lectores.

Nadie lee porque no quiero que nadie me lea... Queriendo que todo mundo lea... Porque estoy solo, o con Soledad, mi amor único e irrepetible...

Mi amor para siempre...

14 sept 2013

El Aroma del Cielo.


Dejando de amar mi vida me despido.

Me he apagado con lo único que puedo sostenerme.
Me he apagado porque solo se necesita un suspiro,
porque en el oficio anónimo se necesita encontrar...
encontrar lo que la gente busca,
porque no hay límite más largo
que el estar completamente solo....

Es un infinito verso que nadie lee,
nadie escucha,
nadie siente y nadie percibe.
En un susurro pueden suceder muchas cosas;
yo creía que ser escuchado no importaba,
pero de mí a nadie le interesa ni un susurro escuchar.

Me elevé con una puerta al pecho
a veces me dejé caer en el cenicero de nadie,
porque lo fácil de vivir es ser invisible
y ser cenizas.

Que mi vida sea un silencio merece ser la palabra muda,
que mi cuerpo sea una galería
y los prejuicios merecen ser la voz no juzgada.

El aire que camina sobre el alma
que creía ser sobre mi alma,
porque mi alma es un robo
y ese robo fue tragarse el ímpetu del viento,
porque de aquel viento mi boca se invitaba...

Creía que en mi sueño se desnudaba la arena
y en la arena se absorbió sólo el mar sincero.
Porque sincero pasaba el tiempo de la herida,
como el límite de mi sonrisa
como mi alegría de pañuelo
como mi sangre que fue una mancha para los dioses...

Hoy me despido con el corazón seco,
con el fuego arañando la piel de mis desvelos
con lo que sopla el verbo burlándose de mí.

Hoy, la noche está en mi piel
donde el mundo entero duerme...

Hoy me despido porque no saludé nunca a nadie...
Hoy mis lágrimas son las flores que nunca habitarán sobre mi tumba.

Hoy nadie lee esta última nota suicida
porque no soy capaz de suicidarme,
pues no he visto la vida
desde aquel recuerdo indeleble
que solo yo noté
porque ya estaba muerto...


Así huelen las nubes...

13 sept 2013

Viernes con Soledad de Javier Martínez



Todos los viernes me siento solo, acompañado por soledad, a contemplar mi vida. Mi vida se está yendo lenta. En estos días nada pasa, nada cambia; solo hay dias que saben igual al que acaba de pasar. Prendo un puro y contemplo mi vida, viendo como nada cambia. Me entretengo viendo como nada cambia. Escuchando a mi soledad, tan llena de sabiduría, me ve a mí; se ríe y sin tocarse el corazón se queda callada viéndome escribir sin decir una sola palabra. ¿Será acaso que está cansada de estar ahí y no ser nada? Yo le pregunto y no cambia nada... yo sigo solo y ella callada. La desprecio porque me acompaña, pero ella esta ahí para acompañarme en la nada; no piensa en mí...  piensa en nadie. Ella solo va y viene por el infinito, buscando a un pobre tonto solitario que se aventure a escribir con ella, él la piensa suya pero ella no es de nadie; ella lo va paseando desnuda y desdichada, ahogándose en las lágrimas de almas solitarias, indispuestas a pasar otro día viviendo en soledad. Me ve escribir y piensa en mi alma, en cómo llora cada vez que mi agonía me da tabaco para dar relevo a su prima soledad, a acompañarme en mis pensamientos nublados por placeres espontáneos... cada vez que fumo más.
Fumando más, pensando menos... fumando menos, pensando más. Me ve escribir y quiere estallar, pues en mis palabras de soledad no hay nada menos, ni nada más, que su presencia... su presencia que me trae paz. Ella enfurece y yo me río, sin tocarme el corazón me quedo callado, para escucharla preguntar si soy feliz; no le respondo y se enoja más. La veo alejarse sin nada más que la mano de soledad, dejándome solo... sin nadie más.

12 sept 2013

El Enfermo.

Y un perplejo montón de paranoicos automatizando esquirlas o simplemente padecen una memoria asquerosa o no padecen memoria. Algunos sufriendo interés al indiferente, el que quiere perderse por cometer errores a propósito; otros contagiando preocupación al loco que es feliz con su locura y por loco no quiere dejar de ser loco y no quiere volver locos a los demás. Incluso algunos rezaban por el ateo o el pagano o el deísta o por el loco. Los amigos repitiendo "some crazy shit yunno" por demostrar que aparentan ser buenos amigos sin descartar lo internacionales, vaya, transmitiendo para sí programas de televisión y películas... Some crazy shit yunno.

Al loco no le importa estar solo por no estar con aquellos conocidos que creeían que el loco se sentía solo por no estar junto con ellos. El loco observaba a la gente por ser gente cuerda y buscaba sin excusa o fundamento una burla para reírse de la burla si la gente que observaba resultaba ser gente loca, pero nadie igual de loco que él, aunque estuvieran más locos, porque la locura no se comparte, la locura no se transforma... se crea o se destruye.

Locura cuando el humo del tabaco cambia por nacer cambiando otro sentido fuera de todo lo estalecido por cuerdos que se creen locos por el placer combustible. El añoraba descubrir que en efecto era la única manera y que seguir el triunfo era una puerta abierta y que no buscar el triunfo era ya estar dentro por pertenecer al hogar, el cuerdo toca el timbre sudando y adolorido, el loco busca la puerta abierta, muerto de risa para manipular su fantasma, y grita para anhelar que no haya respuesta.

El loco es impredecible en su método porque no tiene método pero lo sigue, y su técnica es infalible porque los cuerdos lo toman como técnica fallida. Díganme que no y golpeen la mesa con sus cráneos frustrados porque nunca diré que sí... porque NO.

El señuelo de la verdad absoluta manipulada porque la verdad absoluta parece ser lo que los demás tomen como verdad. "Yo lo sé todo porque no demuestro lo contrario". El Loco no es necio, es cambiante. Al loco no le gusta el pasto mojado porque es una alfombra sucia. Deja de observar abriendo los ojos y opinar estando de acuerdo es callar cobardemente, y repetir con palabras lo que aprendió es conformarse con la ignorancia y querer ser libre por querer ser como los demás es encadenarse a la estupidez y ser esclavo de la decadencia colectiva.

El Loco es el tercero sin discordia y juega con el aire para provocar la tormenta mientras odia la palabra por usarla demasiado, el loco odia las palabras que se usan demasiado pero no busca otras palabras, las inventa, aunque se escriban igual, suenen igual y signifiquen lo mismo. El instrumento musical es el cuerpo y cuando hay un instrumento musical enfrente no puede hacer música y si aprende a usarlo aprende de los demás, no crea, se suicida a la cordura. La vida no es sueño, el sueño es la vida ODIO ESA FRASE... Muy cierta.

Al loco no le importa la gente pero hace mucho por los demás, platica para callarse intentando no darse a entender por estar entendiendo. Si el loco olvida lo que se soñó al despertar es porque sigue soñando.

3 sept 2013

Ectoplasma.

(Ella, fantasma)

¿Por qué el aire entra más frío a los pulmones mientras se tensa la piel y los ojos esquivan los ángulos?
Las ganas de ser ciego para que no pierda las ansias, por eso no te veo, evito las sonrisas, las palabras y las miradas rápidas. Te siento sobre mi espalda y la presión obstruye la atención a la vida; la urgencia de seguir en el trayecto imposible. Estar corriendo confundido en un túnel, donde se desata un diluvio en el exterior y el final es oscuro e incierto, mirar hacia atrás para mostrar el sudor anónimo del pecho. Golpeo el suelo con la barbilla pero el espacio no se detiene escandaloso y el ruido estrecha la vista.

Imagina un viaje a la montaña y tal y como es y súbito como lo sientes. Enciendo un cigarro en la cima, el viento mueve la flora y mi camisa, el humo parece invisible; la vista es y no está, lo que ves está pero no es. Un paisaje en el que al parecer te encuentras, pero no tocas el paisaje, que es lo que vale la pena, lo hermoso. Eres feliz no porque estés pensando en el lugar en donde estás, sino por pensar en lo que ves. El color inmóvil de la distancia, el relieve del horizonte, la textura de la alfombra viva bajo nuestros pies, el ave escurridiza rompiendo un orden, la entropía del corazón...

Pero cuando es de noche. Aquél diluvio seco y de negro placer, el dónde es cuándo y viceversa, cuando estoy, donde soy... me escapo hacia el mismo lugar para fumar el mismo tabaco; pero aquella vista, lo hermoso, lo que vale la pena, ya es distinta. Se nota un cambio en la percepción y se siente un sobrenatural giro incompleto, estoy sobre un suelo horizontal y el abismo es aquél lienzo negro con pequeños puntos blancos. La luna, estando antes a mis espaldas, me cobija con su luz desde arriba y me dejo caer.

¿Por qué se están helando mis pulmones mientras te siento sentada detrás de mí?
Será que me encuentro observando aquél paisaje oscuro, un papel; que tu presencia es aquella luz, cobijándome. Será que estoy buscando el lienzo, ser ciego; que aquellas sonrisas, miradas y palabras no están... y me dejo caer...

¿Hasta dónde voy a caer? ¿Hasta dónde dejaré de sentirme así, sin sentirte ni observarte? ¿Será duro el golpe? ... Será duro el golpe. Estoy observando un paisaje oscuro que no quiero tocar... porque no puedo tocar la luz detrás de mí.