10 dic 2013

Apóstoles.

-No, no estoy de acuerdo.
-No quiero que estés de acuerdo y sostén la cuerda.

Jesucristo sostenía la cuerda. En un olvido se burlaba de todo; de la humanidad, del correlativo esquizofrénico. Mientras Magdalena revoloteaba un saber de nudos, el temblor del bosque y aire comprimido sellaba el acronológico estatismo que estas dos personas encajaban, encajan, encajarán solas.

-Si de algo estoy de acuerdo, es que no es algo de lo que simplemente yo estaré dispuesto a estar en algún perpetuo conocer de escritor casi deshecho, que no mamen; yo no recuerdo pertenecer al neoimperialismo-predestinado... que no me vengan a buscar, que no me vengan a chingar con plegarias estúpidas.
-Haha no entiendo a dónde quieres llegar...
-A ver, me como unas pinches papas y la gente le reza a las papas; me la jalo y la gente dice que la Vía Láctea dio de beber en sueños a una nueva profetisa. Me cago en mi padre; o soy el creador de todos los males... o soy Edward Cullen.
-Hahaha pues que digan el pecado y que se agachen, tú disfruta del jugo y que los hedonistas te maldigan por ser los únicos que te entienden...
-Y ser los únicos perseguidos...

Entre el silencio y la construcción del refugio la brisa abrumaba los ojos abiertos y el hambre, tanto que hasta el canto de los Cacomixtles se plasmaba en las ápices. 

-Mis padres nunca entendieron el abismo de mis propios desvelos. Cuando sentía, cuando buscaba con los ojos cerrados y encontraba rostros sin persona sosteniendo salmos blasfemas, cuando las madrugadas se transformaban en tabaco y licor, y los gritos de media luna azotaban la tranquilidad de los coyotes.
-¿Cuándo la fuerza reinaba en un negativo sabor las mentes de aquellos sin espíritu?
-Cuando reinaba en un negativo sabor las mentiras... Mis padres nunca entendieron el abismo de mis propios desvelos. Yo desterraba sonrisas y prefería desfigurar almas inocentes, mutilarlas, desangrarlas, tirar los pedazos de carne restantes a los perros, quemar los huesos... resucitarlos para repetir el proceso...
-Y cosechar sospechas del fin de los tiempos...
-Y darles a cambio una prueba...
-Y cambiarte el nombre...
-Y exiliarme a los lejanos bosques donde la lujuria me puede dominar en paz...
-Y saciar tus deseos de sangre...

Entre el cielo y la destrucción de la iglesia la risa perturbaba los otros hambrientos y el estambre, tanto que hasta el fango de los alebrijes se trastornaba con los lápices.

-Prefiero Ixtle con el fuste para protegerlo.
-Prefiero una máscara de Chontal sobre el arquitrabe.
-Y dormir entre piel cruda y dientes...
-Duerme, pecador; duerme, mi querido siervo de Tláloc...

El refugio ya terminado guardaba los suspiros del demonio de demonios, mientras recordaban sus párpados la gloria del Señor Padre... su padre, que ahora después de desterrarlo se dedicó a profanar placeres sobre la especie humana...

-Dofo... Dofo... ¿Qué haces?
-Silencio mi estancia entre vidas pasadas...
-Dofo... Dofo...

Y despertó aquél demonio de la vigilia... para dedicarse a un REM más oscuro y lejano a cualquier odisea terrenal... y despertó en el sueño para no dormir otra vez... y despertó para alertar a sus padres de algo que nunca sabrán sobre el control mundano. No le creen en REM planetario, mejor en Vigilia infernal a estar muerto, para matar a todos un día después como se había predicho... sin que nadie le creyera.