13 sept 2013

Viernes con Soledad de Javier Martínez



Todos los viernes me siento solo, acompañado por soledad, a contemplar mi vida. Mi vida se está yendo lenta. En estos días nada pasa, nada cambia; solo hay dias que saben igual al que acaba de pasar. Prendo un puro y contemplo mi vida, viendo como nada cambia. Me entretengo viendo como nada cambia. Escuchando a mi soledad, tan llena de sabiduría, me ve a mí; se ríe y sin tocarse el corazón se queda callada viéndome escribir sin decir una sola palabra. ¿Será acaso que está cansada de estar ahí y no ser nada? Yo le pregunto y no cambia nada... yo sigo solo y ella callada. La desprecio porque me acompaña, pero ella esta ahí para acompañarme en la nada; no piensa en mí...  piensa en nadie. Ella solo va y viene por el infinito, buscando a un pobre tonto solitario que se aventure a escribir con ella, él la piensa suya pero ella no es de nadie; ella lo va paseando desnuda y desdichada, ahogándose en las lágrimas de almas solitarias, indispuestas a pasar otro día viviendo en soledad. Me ve escribir y piensa en mi alma, en cómo llora cada vez que mi agonía me da tabaco para dar relevo a su prima soledad, a acompañarme en mis pensamientos nublados por placeres espontáneos... cada vez que fumo más.
Fumando más, pensando menos... fumando menos, pensando más. Me ve escribir y quiere estallar, pues en mis palabras de soledad no hay nada menos, ni nada más, que su presencia... su presencia que me trae paz. Ella enfurece y yo me río, sin tocarme el corazón me quedo callado, para escucharla preguntar si soy feliz; no le respondo y se enoja más. La veo alejarse sin nada más que la mano de soledad, dejándome solo... sin nadie más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario