27 feb 2015

Más allá de La Colina.

Aquella mujer acechada por el tiempo, que guarda la naturaleza de su soledad, escuchó los llantos inocentes de las crías de algún canino delgado, de esos que molestan temprano en las mañanas y todas las mañanas. El invierno hacía el transporte de leche más una buena opción que una lucha, pero siempre podías ver a un grupo de chiquillos tratando de robarle al lechero que ahora pasaba frente a la mujer, acechada por el tiempo, frente a la puerta de su casa, sentada y aferrada al presente que parecía contarle maravillas por la atención que le prestaba al silencio constantemente interrumpido de la mañana.

Recordaba, al escuchar el presente, sus hijos y nietos que poco a poco fueron pasando de su lecho a a explorar, valientes, más allá de la colina para regresar con pareja, dinero y descendencia... Se sintió, por un momento, un estorbo inútil que se apagaba; sintió una desolación perpetua, aunque sólo reviviera el pasado que desaparecía con cada llanto que comenzaba a interrumpir sus pensamientos.

Al alejarse el lechero, los llantos parecían disminuir con cada respiro que aprovechaba la cansada dama para escuchar hasta la última palabra de la vida.
Con torpeza tierna y senil, tomó un frasco de leche y con apresurada lentitud se dirigió a la parte trasera de la casa, de donde provenían aquellos ruidos.

Antes de quitar algunas piedras con el pie desgastado, ya había percibido aquella esencia de putrefacción, pero avanzaba con gentileza respetable para descubrir a una perra muerta que apenas comenzaba a corromperse debdio al frío, y que cuyo cuerpo había servido de refugio a sus seis pequeños que tropezaban con un séptimo víctima del invierno.

Uno por uno, los llevó dentro y los cobijó y alimentó con la leche helada... "Pronto me iré igual que su madre, y como ella haré todo lo posible para que vivan muchos años y tengan muchos hijos y continúen repartiendo vida por donde vayan... hasta mi último cerrar de ojos."

Después de los meses, la mujer acechada por el tiempo se recargaba en el muro exterior de su casa, y cuando observó a aquellos cachorros explorar más allá de la colina y regresar con algún pato migratorio o algún acompañante peludo... sonrió y, con una bella lágrima, durmió para siempre.
¿Con qué derecho nos cansamos de la vida si la vida se cansa de nosotros primero? Entonces daré lucha si la lucha significa que desde mis huesos nacerán las flores más bellas.


Lamento Romance.

¿Por qué hay tanta niebla en el Valle?
Por ahí donde canta el río, hay niebla
Por ahí donde el bosque se pierde, hay niebla
Por ahí donde el trueno silencia su nombre, hay niebla.

Quiero caminar hacia el agua, pero hay mucha niebla
Quiero nadar río arriba para probar las aguas más dulces, pero no me veo
Quiero encontrar la orilla, satisfecho y cansado, pero me pierdo
Quiero regalarle mi aliento a la cueva, pero la cueva se esconde

Saldré a pintar las nubes, saldré en busca del aire
Saldré en victoria ciega cargando en brazos el cuerpo líquido
Saldré arrastrando mi sangre si es necesario,
Saldré, contigo, sabiendo que derroté la niebla y la corriente...
aunque no te vea...