22 jun 2013

Modestia aparte.




Como aquellas veces que de una partícula Heráclita se reúnen de las que discusiones necesarias son de uno mismo para otro que sigue siendo uno mismo, provenientes de tierras en metáfora que aún no existen, y que de la inmigración al aprender a sembrar se empieza por supervivencia y se termina por comer pasteles, y sin embargo se parecen a aquellas canciones en las que has cantado con tanta emoción que aunque no puedas evitarlo recuerdas lo que se siente al apagar un cigarro después de disfrutarlo más de como tú piensas que se debe; tú sabes, sobre ni aquellos ni esos pensamientos textuales que como hasta lo que llevas leyendo no has entendido y, siguiendo la, según tus parámetros de rareza, tediosa y anormal tarea de releer porque, siguiendo tus parámetros del término estricto, la ironía te ha destruido sobre las líneas del margen que para Borges fueron el límite más lejano de su más baja y remota frontera de darse el lujo de recomenzar desde la línea en la que comenzó a ser más una aventura que lectura, llevas un diálogo preparado y ensayado por si alguna vez te llega a pasar que alguien te llega a preguntar aquello de lo que procuraste preparar y ensayar su respectiva respuesta para, sin más preámbulos, dejarlo con todos los preámbulos posibles, de los que puedes asumir de la persona una carencia de respuesta válida.

Como aquellos temas que repasas en tu mente porque nadie te lo dijo tal cual como lo piensas en ese momento, y eso que estoy siendo amable al especificar detalles, como hice mi mayor esfuerzo, sin éxito, durante todo el párrafo anterior. Parecida a esas situaciones en las que has hecho tu mayor esfuerzo en los cursos de canto pero, después y para tu percepción, te sigues escuchando mal, repito, para ti; lo que no sabes es que no sabes que estás cantando mal per sé relativo a cómo lo percibes, debido a tus estándares de "cantar bien", ergo, cantas bien, pero te has rendido antes de darte cuenta que te sobra mucho para que te rindas antes, y hasta la decisión es estúpida, y sin embargo sigues sin ser estúpido, porque ya tuviste la capacidad para aprovechar aquél curso de canto... Tú sabes, parecidas a esas situaciones.

   Si se hace una pausa después del siguiente punto y seguido y seguido a eso se reflexiona lo que se acaba de leer y se vuelve a leer con detenimiento hasta llegar el siguiente punto se podrá reducir el lejano límite del poder llegar a entender dependiendo del número de intentos que necesitas para llegar a ese punto. Conociendo la hermenéutica dentro de una minúscula parte del segundo que mi hermenéutica podría limitarse a contradecirse al respecto, conforme al tema generalizado de la idiosincrasia que, generalizando, domina a la generación en la que vivo, sin perder el hilo de la minúscula parte del segundo que representa el tiempo entre y desde mi minúscula experiencia y minúsculo conocimiento, para evitar las mal interpretaciones que en verdad no lo son ya que efectivamente no tiene nada que ver con la relevancia que prueba el que sea cierto o no.

Tú sabes, aquellos escritos cortos que acortan tú existencia de pensamiento momentáneo tautológicamente en este momento, pero que sacrifican su tiempo de existencia para extender el tiempo de existencia del mío; ya que aprovechando el final de tu lectura sobre esta locura, te reto a explicarme mi propio intento de evitar explicar lo que acabo de escribir.

Gracias.