25 feb 2024

Dormida // Murmuro

Despierta, sol o luna, el espejo que refleje un haz de luz.

Vislumbrada eterna tu voz, ¿por qué duermes?

Si no es el rencor, es la mentira de perpetrar el silencio de una venganza reprimida.

Si no son las ansias de un anhelo fugaz, un castigo formado por la niebla en un paisaje inaccesible. La brisa prohibida, pulmones en agonía.

¡Despierta, vida! La que me promete el cielo que no me pertenece; si estoy muerto todavía, que sea el infierno lo que me devuelva la vigilia.

Si no hay poder superior, ¿qué más sería?
¿Un absurdo engaño de la mentira misma, y en su pleonasmo la verdadera naturaleza de mi moral obscurecida?

Hoy quiero perderme con mi pulso entre la noche; llena de destellos; en los ojos de rostros extraños. En los escondites de la luna. 
En los charcos de agua sobre el pavimento. En la lejanía de ventanas discretas.

Reina de la lluvia, levanta la sombra perpetua, deja caer sobre las libretas subversivas la totalidad de lo repentino. Los instantes de los que se forma la eternidad. Períodos de tu rostro en nuestra mirada; enamorarse o perecer.

Enamorarse o perecer.

//

¿Perdida?

Si un seguro compromiso del viento
oscila
como una marea de laguna,
¿necesito más dirección
de la ya destinada 
euforia de 
la luna?

Quizás un murmuro y cielos y omisión;
de la tentada tarea
que el hechizo quieto promete
como
tormenta de arena.

Estribillo del
suficiente
silencio,
¿corroe la avalancha
el estrecho pensamiento
que jura una segura caída al abismo 
del despecho?

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