16 nov 2022

Diss track

 Admito que pude haber tomado mejores decisiones; pero, ¿cómo iba a dejar que profanaran mi mundo interno?

Cuando las palabras no me afectaban, eran golpes. Aunque en la guerra todos nos ensuciamos las manos; más de una vez creí medir, premeditar, las represalías para que fuesen los últimos golpes. No lograba dominar mi propia integridad. Quizás, tratándose de mi cuerpo, mis defensas eran mediocres; si hubera el enemigo enfocado sus ataques a alguien más, hubiera regresado el golpe con más fuerza. 
Y con más razón, siendo mi propia familia, incluso al defender mi vida frenaba los puños.

Al recuperar mi fuerza y mi poder, miro hacia abajo y sigo viendo a mi familia... hecha pedazos. Sin poder lamer sus heridas, pues son mi pertenencia sus manos y su lengua. Sus pies y sus ojos, sus sueños y su vida. No quiero eso, prefiero lo mío y lo que soy. ¿Cómo llegamos hasta aquí?

¿Acaso sólo las almas que padecen ceguera; aquellas que no han visto su propósito compuesto, el fulminante hecho de la trascendencia; cocechan poder de otras almas?
¿Cuánto miedo hay que tenerle a la muerte para robarle vida a los demás?


Mientras duermo, las vidas que se desenlazan en un infinito de soluciones pragmáticas encuentran resultados-destino más parecidos a las pesadillas que antes consideraba sueños.

La violencia, fuerza bruta, la inteligencia de la estrategia bélica para desarmar y neutralizar amenazas tan simples como cualquier matón. Desde el primer golpe hasta la secuela que produce un saber adquirido de la expeiencia. el rostro reconfigurado de mi enemigo, una máscaea que esconde a mi propia familia.

Mi sangre, el reto. 
                   Mi sangre, la conquista , la amenaza, la hostilidad.

Mi sangre, contra mi instinto de supervivencia primitivo. Mi impulso por matar, defenderme, matar...
                                        matar o morir, matar o morir, matar o morir.

La inquisición, la censura, la urgenica por el dominio.

Mi sangre, mi familia,
                                mi tormento.

Fuiste un tropiezo para el cuerpo nuevo,
una gran lección para el alma vieja.

Hoy entiendo algo más importante que todo lo que llegues a lograr en vida.

Cualquier meta alcanzada, propósito realizado, serán sólo parte de un curso de colisión hacia el olvido.

Más valor tiene lo que he aprendido que cualquier acción que realices el resto de tu vida.
Y ni un millón de aplausos se comparan con la celebración que llevo dentro por haberte arrancado de la mía.

Es un lujo no saber de ti.

Podrías morir mañana y contrario al pesar volaría con las alas que me crecerían; pero las alas ya las tengo. No tengo porqué esperar. Miro al cielo y sé que ahí jamás podrás estar, y urge que las nubes me toquen. Sólo me falta despegar.

Gracias a ti, ya no le tengo miedo a mi propio reflejo.


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