14 oct 2016

El abrazo de Miquiztli: poesía cuantitativa.

El abrazo de Miquiztli: Análisis sin cuartel para dos sustancias.
Comenzaremos a hablar, hablar en tinta, hablar con despojo de la liquidez uniforme sin la inversión sistemática de moldes adaptados al líquido, tomando al líquido como estructura metafísica del lenguaje del pensamiento. Metafísica pues la traducción lleva a la acción, una traducción de las pausas y regresiones a partir de conclusiones dadas, como un permiso para no dudar o cuestionar el pensamiento que nos llevó a dicha conclusión; se crean palabras y las palabras siempre mantienen la función instructiva al ser inmersión lingüística por consideración cuántica. La influencia de la sustancia numérica, extrínseca, como siempre, a la retención sistemática del error, tomando al error como la composición pretensiosa, una composición traductoria, su función traductoria del pensamiento.
Pero, ¿Hablar de qué? (Siempre he estado obsesionado con el conflicto que me generan las reglas didácticas respecto a las mayúsculas; a las puntuaciones en general), hablaremos de la composición misma de la inmersión lingüística, analizando la función traductoria del pensamiento. No hay pensamiento sin emoción, en el efecto de la sustancia numérica, pero la emoción es subjetiva. La subjetividad tomada como protocolos neuronales atados a esa función traductoria. ¿Es dicha composición lingüística una constante de la pretensión? ¿Se pierde la pretensión o la función lingüística al mezclarlo, subsecuentemente, con la sustancia sensible? ¿Cuáles son los parámetros que definen el nivel de composición?
Supongamos que se privilegia de la imaginación necesaria para estructurar la mente como un envase cilíndrico, y este se expande de dos a tres maneras, la unidireccional que produce una estructura insostenible en cuanto a la tercera dimensión del envase, se desborda debido a la asimetría del volumen. La segunda sería la bidireccional, que ocurre tanto hacia arriba como hacia los lados respectivamente (no ambos al mismo tiempo): la altura del envase y el ancho del envase; la altura requiere de una sola línea de pensamiento cuyo “espacio muestra” es el volumen de éste llevado a su máxima profundidad y el ancho como la máxima cantidad de pensamientos lineales en un solo “espacio muestra” cuyos campos probables varían; campos probables tomados como estos pensamientos lineales. Sea una altura favorable calcular la velocidad de propagación de la luz al observar su fuente, y un ancho favorable sean las formas geométricas que puede tomar la luz al seguir leyes específicas que determinan los obstáculos con los que se encuentra dicha luz a partir de su fuente. La tercera es el movimiento vectorial, en volumen y masa, del envase… tanto hacia arriba como hacia los lados. Sea un movimiento vectorial favorable  la velocidad de propagación de la luz a través (atravesando) de los elementos atómicos que configuran los obstáculos con los que se encuentra la luz a partir de su fuente y como estos elementos mutan el tono y la intensidad de la luz; también como dichas leyes determinan la dirección de la luz. Se identifica una cuarta rama fractal, que es el factor potencial de la composición traductoria, implica la capacidad de comparación del producto vectorial, según su rango, con el rango de otro producto vectorial. Entramos entonces en una medición cuántica del pensamiento, y del verdadero poder que implementa la composición traductoria según la voluntad de conocimiento, guiado analógicamente por la duda, el desconocimiento del objeto. ¿Es entonces la pretensión en esta composición traductoria codependiente a la sustancia numérica? ¿Cómo influye verdaderamente la pretensión en la estructura del envase? En función constante de la composición traductoria. La creación de una idea. Se agrega entonces, con cierta ansiedad e inquietud, el factor “vacío” de la sustancia sensible, y si realmente deja un vacío.
Se especula que la sustancia sensible mejoraría la composición traductoria pero afecta directamente la función de expansión y penetra en el envase como ya está. Se intenta, por nervio, eliminar el protocolo sugestivo del vacío y se adentra en el protocolo exploratorio, o de introspección.
Preámbulo; del azul al verde. Miedo, mucho miedo. “Ataques” de la conciencia. Factor humano sugestivo difícil de eliminar. Comenzamos…
Se desconocieron los aromas y sabores en cinco días de abstinencia. Se concluye una posible adicción psicológica, pero tenue, muy leve, respecto al uso prolongado de la sustancia sensible, también matriarca de la soledad y la noche. La liquidez de los pensamientos se diluye en sensaciones que no pueden describirse físicas, debido a que son incluyentes a ellas; se percibe una correlación y no causalidad respecto a la liquidez de los pensamientos. Se identifican repeticiones constantes, toma ritmo. ¿Influye entonces en la composición traductoria? Veamos.
A unos muy escasos minutos, cuesta trabajo concentrarse en las funciones lingüísticas. Hay una extraña urgencia por salir de una ilusoria prisión. Bajo la influencia dela sustancia numérica únicamente, se olvidó considerar los 3.5 miligramos de belleza femenina consumidos por la mañana cercana hora del mediodía. Sus efectos se consideran fuertes agravantes del proceso lógico o anhímico de los pensamientos. El autor nota la redacción cuantitativa y la cautela minuciosa por la elección de pensamiento. Comienza un malestar general, se aprecia una hegemonía numérica que provoca, citando al pensamiento, “una hinchazón de la sabiduría”. Comienzan las visiones imaginativas y se esperan visiones “saganianas.”
Se desperdician buenas oraciones, perduran las imágenes, debido al comienzo de una hegemonía sensible; pareciera el malestar de la sustancia numérica una purificación. Un autor cree que los efectos son contrastados en una base neutral desconocida, permitiendo su análisis. Se pierde completo interés en la numeración sensible pero se notan, justo después, tonos de frecuencia que marcan nítidamente la diferencia entre la base neutral de ambos efectos, y respectivamente dominantes cuando se transita de uno a otro a voluntad; sin embargo, existe un dominio sensible en el somnoliento impulso del proceso didáctico, y el cerebro busca llenar los espacios con palabras relacionadas o análogas… fascinante. A esto se debe el notable mejoramiento, la evolución temporal, de la composición traductoria. Hay una facilidad para identificar la estructura del “espacio muestra”, del campo probable, se pueden observar las fracciones que contrastan en el rango del vector. Se pausan las verbalizaciones y se hacen paréntesis… cada vez más interesante.  Hay episodios de diminutos espectros psicóticos paranoides, relacionados ya con tantas posibles causas, pero cuyos efectos no son nada agradables. Provendrán de un desamor del pasado, un olvido silente, un corte fino en la emoción.
Definitivamente hay una predominante sensación de la sustancia sensible; la ilusión de una dilatación temporal y la suma, ahora deducida respuesta, de los impulsos paranoides provocados por la adicción psicológica debido al abuso. ¿Por qué no? ¿No ha abusado suficiente el hombre de su tiranía? ¿Por qué no abusar de una composición enteramente sensible y no cuantificable?. Concluyo que se debe a que su efecto no es acumulativo, el efecto eufórico “místico”, pero sí se acumula el efecto analgésico y/o relajante tanto del proceso lógico como de la propia voluntad de supervivencia, por lo menos de alguien que ya lo ha probado. Desafortunadamente, la virtualidad de los lujos mundanos es aún más adictiva que la sustancia sensible, y los errores son justificados por las ejecuciones de cualquier sentido y en cualquiera de sus términos. Réquiem por su esoterismo multiplicador del éxtasis.
Se propone a la voluntad; debido a que se concluye que la inteligencia cristalizada se siente, casi literalmente de esa forma para el suave tejido del pensamiento, la sustancia numérica aminora dicho efecto lastimoso de la memoria cognitiva; que la memoria cognitiva y la inteligencia cristalizada sean disfrutadas como se disfruta la música y el tacto, la sensibilidad. Se propone a la voluntad entonces hacer uso total de la interacción entre ambos hemisferios bajo el efecto de cualquiera de las dos sustancias, preferiblemente de la sustancia sensible, de esa sensibilidad que nos impediría un acto de barbarie que perjudique al prójimo en cualquiera de sus términos. Que sea pues una dicha numérica recordar como efecto colateral del proceso creativo hacia todos sus horizontes didácticos y sobretodo en sintaxis del imaginario individual y no colectivo.
Se propone a la voluntad saborear de toda teoría antecesora a la génesis del proceso de verbalización de conceptos en lógica lingüística. Se propone a la voluntad recordar animosamente lo que antes lastimosamente, y hacer uso de todo término, empero, didáctico, para reconocer lo antes descubierto en pena, por hacer uso del juicio para establecer como verdad toda noción verbalizada. Se propone ejercitar la memoria histórica con el fin de utilizar la sensibilidad como fuente de verdad para acreditar toda noción verbalizada, y hacer no perder el hilo de cualquier corrección historiográfica propuesta, pues el espectro de la sustancia sensible mantiene en su abstinencia el movimiento unidireccional del envase. Vamos, la tercera dimensión de la mente se desvanece. Puede que el aparato creativo salvaguarde cierta información necesaria para completar hazañas de elocuencia y retórica reconstructiva ante la civilización, esto se sabe pero siempre se cae en los mismos errores, creen saberlo quienes osan aventurarse a escuchar a los locos.
¿Qué es la voluntad? Para un autor, la voluntad se hace presente al hablar, hablar en tinta, hablar sin los retrasos que sufre el pensamiento por juicios y prejuicios; los llamaría “Arquetipos Arquitectónicos de la Mente”. Se reconocen en el ahora a los arquetipos como seres, entes, inteligencias artificiales, fantasmas, ego. Se busca la función del ego para la esencia sensible de la condición humana, despojándonos de los arquetipos que incluyen todos los vicios y los males… no al ego, que usamos para comunicar siendo la comunicación la mezcla que une todos los bloques de la cultura y siendo la cultura el cimiento de nuestra civilización. Es un instrumento, el ego y no el arquetipo, un instrumento de interacción, la herramienta para la convivencia harmónica de los posibles campos probables de los distintos “espacios muestra”, tomándolos como mentes hechas del desarrollo de la personalidad individual y de la formación del carácter. Aquí se descubre la voluntad, con la necesidad que produce la carencia del propio ego, si se hace la introspección y se procura el correcto análisis mediante el pensamiento crítico, se descubrirá que esta premisa es verdadera. Hay que verlo con optimismo, al buscar la función del ego para la esencia sensible de la condición humana, retomando, concluyendo, se busca la evolución del pensamiento. La solvencia de la sustancia numérica en la sensible y no al revés.
Esto se descubre, respetando y agradeciendo a la inmersión tanto en la sustancia numérica como en la sensible, recordando que es preferible la completa neutralidad y serenidad y que las inmersiones sólo acreditan las circunstancias contextuales, y que el trabajo duro siempre superará a los trucos y al talento cuando de composición por función traductoria de los pensamientos obtenidos en las inmersiones se trata.

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