5 oct 2016

¡Cómo matar a Santa Claus!

-¿Has leído a de la Vorágine?
-No, he leído el periódico.
-Bueno, inventé un término para los de su tipo, 'contraprofeta'.

Contemplábamos la tenue tela de azul pálido que cubría los altos cielos. Hace como unos cuatro meses fue la última vez que estaba así; en ambientes que son casa de campaña invisibles, en donde quiera que estuviéramos se sentía una seguridad que, seguro para el alma, olía a madera, y sentía reconfortar su adrenalina, convertirla a paz después de la tormenta. Ilse quería café de la bolsa verde, ya saben, "¿La que es de café gourmet, con el cuadro azul marino casi negro?" y ella en otra parte, sintiendo su sabor pero el nombre... o la pregunta, como nube disipada de un patético cuete. Ese café nos hacía sentir así, exhaustos de andar a prisa, persiguiendo chaquetas mentales, jugando a la posmodernidad como recién graduados de Dorfman y J.C Lozano; es y son corrientes y contracorrientes tanto de viento paranoico de la juventud como espejos de un mundo virtual que teatraliza nuestra miseria. Bueno, Lozano puede ponerse el traje de Rasputín caricaturizado por, así es, Disney, ya descaricaturizado por Dorfman... y Mattelart, claro, claro.

-¿Qué es eso?- Me preguntó y yo sentí su nariz con la mía, a unos dos metros de distancia,
-Es el payaso verde en las cabezas de desde Villa hasta Rivera, juntando como Frankestein todo lo que decían en un análisis básicamente historiográfico... ¡que pudo haber elaborado el demonio que poseyó a San Agustín!-
-¿"Como un pájaro espectral y profético que, paradójicamente, mira hacia atrás cuando cuenta lo que vendrá"?- Riendo, como quien no puede parar de reír pero develar sus impulsos.
-A huevo.- Dije, devolviendo la risa. -¿De qué es eso?
-Nietzsche, respondió.

Se escuchaba Times Like These, de Foo Fighters; yo decía que era la guitarra del intermedio optimista, ella decía que era el intro de imaginario urbano colectivo; esa sensación de proinminencia, vencedora del hastío que, como vapor de la alcantarilla, calcifica nuestro instinto positivista natural. Opacados por una Orden Mundial basada en hipócritas ideas progresistas, poco a poco se devela, a la mágica heideggeriana, la verdad de nuestra civilización a través del nihilismo ilustrado que amenazaba con transformarnos en los grises de Michael Ende... o los de León Larregui.

-Bueno, algo así, sí. Los valores no pueden desaparecer como tal...
-Se disfrazan.- Dijo susurrándome al ego.
-En lo que quieras; tolerancia, yoga, budismo, Greenpeace, reformas en telecomunicaciones...
-¿Saganianos?

Eran sus sonrisas que forman sólidos de aire, llenos del agua de Márquez, luz líquida, y ella y yo padecemos de los verdaderos y patéticos, como humo disipado de cuetes pesimistas, --ya no tan patéticos-- de falsa izquierda o ultraderecha reformada y demás antagonismos de la electricidad que se sienten los comunes detrás de las orejas... bueno, antagonismos de la realidad de los locos. Sagan será figura post-Marxista, lo aseguro, un símbolo rojo de fe, un ambiprofeta.

-Me refiero a que Santa Claus es un peligro para nuestros hijos- por fin dije, aclarando tanto ir y venir del espectro snob que nos abrumaba en presencia de frágil nostalgia y juicios impertinentes, pero ella puso esa cara de travesura enterrada en complicidad inocente, exigiéndole ubicuidad a mi cabeza. -Los hijos de, tu sabes, nosotros los posibles futuros padres de... los hijos de nuestra generación...- Se me alzaron los sentidos, ahora todo cambiaba con Sosa; tal vez un rastro de la pipa nos impedía llegar a la incomodidad. -Eso,- continuaba... -el recuerdo, el dolor, de mi pueblo y de mi gente, ¿no? El futuro de la civilización que pareciera no querer cambiar pero lo hace de todos modos.
-Pues yo puedo cambiar, por ejemplo, la canción. ¿Qué con Santiago?- Dijo mientras seleccionaba el Preludio al tercer acto del Lohengrin Vorspiel, en Aufzug. Fue difícil encontrar una melómana de Wagner, aunque digamos que ella me encontró a mí, analizando los vectores de reacción en redes sociales para una marcha por la continuidad del grupo de científicos que investigaba el caso Ayotzinapa. 

-Santiago, como narra... comparándolo con todo lo demás, súmale lo que está pasando en Europa, que el líder del mundo se convertirá en el Joffrey Baratheon de R.R Martin para la especie humana y nosotros seguimos bajo el imperativo categórico "obra siempre de tal manera que la máxima que gobierne tu acción pueda ser elevada a publicidad de Coca-Cola."
-Pero lo hacen tan, no sé, estúpidamente obvio, que creemos que siempre ha sido así.
-El choque de realidad con realidad, la defensa paranoica del mundo virtual, de la metafísica utópica que reina nuestros corazones como las amenazas de Nicolás a los ladrones... o de ISIS... providencia, distopía, proinminencia, la remediación del Pillar of Autum...
-la Infinity- Dijo interrumpiendo.
-...a proyectos "Orion" de Taylor y Dyson, o "Daedalus" de la SIB...
-Ahá, como Julio Verne...
-Como Dan Simmons; pero cuidado y nos pasa lo que a Endymion cuando mata a Herrig y...
-bueno, y Santa Claus... es la representación de la decadencia del sentido, la ausencia de valor a los valores; tan estúpidamente obvio...
-Yep, valor comercial sobre los valores.

Los libros eran como aquellas fotografías de los detalles en vacaciones, o en La Condesa, o en Guanajuato; los rayos de luz entre las hojas de las palmeras, el olor a tierra húmeda en la Sierra Potosina, el atardecer pálido y místico en La Paz, la sensación de estar en otro planeta. Tal vez lo estábamos, porque mis palabras tomaban seriedad mientras repasábamos en nuestras cabezas a Bernays, Marcuse, Hegel, al Arthur, Buñuel.. hasta Spielberg y Tom Hanks hicieron su aparición... todas las evidencias culturales...

-Porque la cultura es el desahogo de nuestro deseo a ser esclavos de un sistema. -Dijo Ilse, interrumpiendo mis pensamientos.
-Y Dios es la conciencia histórica de los buenos recuerdos, el demonio de los malos...
-Sí, me habías dicho.
-¿Ubicas la fotografía de los átomos de marcasita del Instituto Martin J. Buerger?
-Sí.
-Bueno, algo parecido pasa con las relaciones interpersonales que forman nuestra cultura, aunque las partes más nítidas son sólo átomos enfocados, suponemos esa nitidez como nivel de importancia en la estructura, esta ya puede graficarse con una simple aplicación en tu computadora, lo nexas con los índices de tendencia a contenidos en un determinado país y...
-Tienes una partida de estrategia en mundo abierto, literalmente, con el poder de predecir y planear puntos y rutas de interés a contenidos a partir...
-...de una incursión centralizada.- Exclamamos al mismo tiempo, mientras ella quitaba la música para sintonizar Aristegui, porque Olallo Rubio no merecía ser reproducido a través de un smartphone. La narración de un golpe de Estado rompió el hilo de nuestra conversación, concluyéndola, a la mágica heideggeriana.

Nos encontrábamos en una mesa de vidrio, en el tercer piso de un lindo edificio, bebiendo el café de bolsa verde. Nadie esperaba que pasara así como así, pero Manuel Velasco ya nos había dado una muestra de la tensa situación entre el poder militar y el gobierno central... pero central, ¿tenía algo que ver? Le dimos seguimiento al evento, nos preguntábamos qué iba a pasar con nuestras relaciones diplomáticas internacionales. Terminamos nuestras tazas, entre paredes blancas y ruidos en mono de titiriteros de la paz, Santa Fe, Ciudad de México; comenzamos a empacar.

-Era obvio.- Dijo Ilse mientras escondía libros en el armario del segundo de los cuartos; vivíamos en un departamento familiar con un cuarto adaptado a medios, el otro nuestra recámara, una sala con otra pantalla exclusiva para videojuegos. -El porcentaje ya era muy bajo, solo faltaba un poco de debilidad, una muestra de que nuestro gobierno no es tan poderoso como pensábamos.
-Y es eso, los medios son como fuentes de transmisión para virus ideológicos, o en este caso curas infecciosas, y los líderes de opinión y contenidos virales digitales son puntos de infección...
-A eso agrégale la radio y tenemos una epidemia política.
-Ya no hay grandes y chicos por capital tradicional, ahora el capital es la información y los valores son lo que nos queda.
-Santa Claus...
-Inversión de la moral a estándares únicamente informativos, pero este molde tradicional nos sigue diciendo que hay castigos eternos y karmas inevitables.
-Santa Claus fue el primer virus ideológico.
-Publicidad para Coca-cola; el mejor instructivo para el contrato social kantiano.
-Virus idiológico.

Las detonaciones nos dijeron que era momento de irnos, muy rápido, con los libros y CDs que alcanzamos a rescatar. Existen dos tipos de periodismo en el mundo libre capitalista; el periodismo de efectividades y singularidades virales a eventos cuya causalidad se limita a paradigmas establecidos por la conciencia colectiva, y el periodismo de los procesos causales que se limitan a reportajes estelares que terminan archivados en artículos de revista o en la sección columnista de un periódico socio-político... cosas que solo el 10% de la población nacional decide consumir e implementar; todo lo demás son diagramas de flujo detonados a partir de las singularidades virales. Lo que le de a la gente de que hablar... como de detonaciones en Palacio Nacional, ¿Cierto? Ya pisaba a fondo el acelerador, pero después de haber subido 6 pisos de estacionamiento del edificio de 20 pisos residenciales. Teníamos que llegar a San Luis Potosí lo más pronto posible. Yo quería quedarme, tal vez como un loco estúpido que busca escaparse de los libros y hacerse el valiente revolucionario. Lo prioritario, el imperativo práctico en ese momento, era proteger a Ilse a toda costa.

-Pero, si fue un golpe de estado, militar, guiado por estos flujos mediáticos, ¿Por qué explotan madres?
-Posiblemente hubo divisiones entre los económicamente interesados y los patrióticamente interesados...
-¿Eso todavía existe?
-Bueno, Ilse, me gusta pensar eso, porque ambas partes pueden estar económicamente interesadas en el "outcome" de repartición de poder.
-¿Y Trump? ¿Qué pedo con el comunicado de Cienfuegos?
-No creo que pase a mayores, no le conviene, probablemente intervenga un organismo internacional antes de que empecemos a hacer un desmadre en las fronteras.
-Tengo miedo...
-Es el único estado en el que podemos ser valientes.
-¿El del miedo?
-Sí, y San Luis Potosí.

Querétaro había quedado inundado de militares, posiblemente el primer punto estratégico para lanzar una ofensiva contra el fugitivo régimen priísta.

-Pero, no capto ¿De dónde sale una agresión por redes sociales?
-Pues eso, nos dimos cuenta que ya es el único medio de comunicación masiva que incluye a todos los estratos socio-económicos del país.
-¿Y los que no tienen face qué?
-Radio, estamos escuchando a Carmen, no sabemos qué onda con las demás estaciones. Además, igual pueden seguir arando la tierra sin saber realmente qué pedo.
-Pues sí, ojalá.
-Sí, para allá vamos cuando todo termine. Lo que pasa es que el elitismo mexicano todavía cree que el conocimiento solo se adquiere en instituciones educativas.
-En Guerrero han luchado por años...
-Pero nunca habían estado tan relacionados causalmente con el resto del país... ahora sí. Vorágine, contraprofeta, ahora los ladrones se quedarán sin casa, sin ropa, quemarán sus bienes y los matarán como a ganado.
-Oye...

La imaginaria casa de campaña había desaparecido. Las sensaciones de plenitud habían sido invadidas por el miedo y la adrenalina; se había desatado la última tormenta, pero antes de hacer poesía maldita y hablar de eros y tánatos como alguna vez lo hicieron dos buenas hermanas, teníamos que entender a qué se refería la radio con detonaciones, por que el país había quedado paralizado y quien había lanzado el golpe; no pudo ser Cienfuegos, ni una figura política pública, menos un funcionario per se. Un golpe militar violento no suena plausible, teniendo relaciones como las de México, tanto dentro del sistema como posibles fluctuaciones hipertextuales del mismo sistema a organismos internacionales, que pueden usar para cambiar su agenda pública, sin riesgos al prestigio empresarial que representan ahora sus núcleos de estado.

-Tienes razón Ilse, suena muy pendeja una ofensiva contra el presidencialismo, es presidencialismo, se usan contactos y literalmente el juego de juntar y desjuntar.
-Porque todos son reemplazables.
-El "sistema" son una bola de escuincles pendejos en un fuerte hecho de sábanas y cojines, asomándose de vez en cuando al mundo real para planear estrategias que los aleje de mezclar su mundo virtual con los ojos de los pobres.
-Eso ya pasó...
-Pero los eluden, se elogian y les da por "apologar", porque los niños tienen papá y mamá que proveen el armamento para sus narcotraficantes y los procesos creativos de sistemas deícticos. Los decoloran hasta hacerlos parte de nuestra cultura, son percepciones que no encajan en nuestras gráficas idiosincráticas, y por eso las vemos como distorsiones de la moral, y ahora todos son corruptos... ¿Como si nos creyéramos qué? ¿Juanes Calvino en tierras fértiles donde no hay competencia porque somos indios sin inteligencia? ¿No les hablaron de la paciencia, la esperanza, la fe, la imaginación?
-Ay, no mames... además creo que te hace falta leer a Calvino, capitán Snob.

Navegando por Loma Dorada, ya en capital potosina sin haber pagado una sola caseta, navegaba el santo como navega el pesimismo en la "energía de la lógica analítica". Que buen disco, número dos de una compilación por muchos artistas para, en este caso, en ese momento específico, Welcome to the Machine, de Pink Floyd interpretada por Derek Sherinian, un solo orgásmico; frenaba en una calle que parecía la espalda de jesucristo, frente a una casa de aleaciones cilíndricas negras, aroma a mierda de perro y a desierto húmedo afuera, olor a perfumes y a comida de calidad inalcanzable adentro. Ilse nunca había estado ahí, pero igual la conocían; era la casa de la abuela, todos estaban temblando y sus miradas compartían la histérica incertidumbre que los colmaba de desesperación y mal augurio. Ilse recordaba entre suspiros y consuelos otro fragmento de Nietzsche; "la moral es la renuncia a la voluntad de existir". Si podíamos hacer algo, era mediante la información y los datos que pudiéramos obtener de las redes sociales, organizar nuestros círculos interpersonales más útiles, planear una estrategia de contingencia en el lugar más seguro, y no perder ni un segundo de vista a la radio y a la conexión wi-fi

Ese viernes fue 28 de Octubre. Habíamos despertado en un cuarto con sabor a oscuridad, bebimos café con sabor a cabaña y saboreamos el miedo de quienes hacían lo mismo. Ahora despertábamos en otro lindo edificio, esta vez sólo fumamos y nos dimos tantas caricias como pudimos, nos encontramos, nos quisimos. Al mediodía cruzábamos avenida Revolución. Nunca volveríamos a ver aquél departamento en Santa Fe, que olvidamos al momento de presentarnos como participantes del movimiento, ante un grupo de estudiantes convocado por una organización civil potosina. Era un edificio simple, de paredes grumosas y blancas, había seis pilares dividiendo el ágora improvisada en tres partes. Que curioso es el estudio del lenguaje, condenado a repetirse, la penitencia de la autoflagelación sobre un puñado de fractales que no entendemos por precisamente estudiarlos demasiado; era el lado izquierdo dominado por estudiantes de escuelas públicas, el lado derecho por escuelas privadas y justo en medio la convergencia chaira de todos los movimientos en los últimos seis años. Ilse fue la primera en notarlo, sonriendo nos dábamos cuenta de que todos esos jóvenes no habían pensado dos veces en decidirlo. Hablaban y hablaban, sin lograr ponerse de acuerdo en las conclusiones preliminares para un gobierno que se había convertido en dictadura autista. Santa Claus iba de salida, ya era momento de madurar a la población y mantener el conflicto lo más cerrado posible a nuestras convicciones, que representaban por lo menos un 35% de la opinión pública independiente; extrínseco de la agenda pública mediática tradicional, los datos los había recaudado la organización civil. Había que comunicarse con otros estados y preparar un discurso de coalición por la repartición de poder. En realidad, estaba más concentrado en lo que había dicho ella el otro día; "Quiero poner a andar un reloj infinito y llenar cada minuto con inmersiones lingüísticas, para soñar a la hora de la hora, y que se acaben las prisas." Pensaba en Santa Claus, lo bonito que sería tener su cabeza en mi pared. Nos convertimos en comerciantes de peines para las ideas...

Apenas empezaba, y ya teníamos hambre...

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