21 may 2013

Duda de dos.

Entretenido en un interfaz de colores de irracionalidad satisfactoria, cargué con cierta inexacta imposible roca inmensa en mis estribos falsos, que ahora solo transpiran luz artificial de huecos aparentando ser cautivadores...

¿Alguien ahí afuera dispuesta a un retoque de tambores externos de estulticia, marcados por sencillos y repetitivos cultos extintos?
Fugaz de residuos perdidos, ¿conoces mi paradoja en acertijos?
¿Conoces el café y la hora en el lugar eficaces de derrumbes melódicos?
¿Conoces los rumbos lagrimales de los himnos a los cuales profeso con incondicional audacia?

No estaré ahí cuando marches en partida, coloquial y vulgar nefasto predestinaje... Punto, otro punto y me regresas a punta mortal del látigo mayéutica proporcional al estruendo del susurro, como números de esfuerzos in media res en causa última. Granizos utopías nublan querer enjaulado, ¿sigues ahí? ... ¿aún me quieres?

Largo, largo parecer interminable, con juego de palabras. Responsable de tus festejos en corrientes alternas de energía, ¿mundos? indescifrables martirios en la pureza... vacaciones, tortuosas.
Entrega nupcial de presagios, ¿acaso juegas al bienestar de tu suplicio?
Solemne expresión de euferismos, ¿acaso mantienes sin rumbo lo estratégico mutuo?
Opción de una sola elección para mi programar de enlaces, ¿entiendes, acaso, tu soledad sin la mía?
Inverosímil reflejo de mis gustos en particular, ¿has leído a un león en marte? ... lo suponía.

Cables de mis planes virtuosos con respectivas Valquirias mudas al acecho del  contratiempo.

Control, control sobre todas las cosas. ¿a voluntad?

¿Quién eres?

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