31 mar 2013

Perséfone.


Corría sin tropezarse como caballo cojo, pero negro, se le perdona. ¿Qué va a tomar señor? Un cielo sin Jesús, ¿De comer? Un infierno sin el papa. Oh vaya, seguía corriendo sin tropezarse como caballo cojo, pero negro, se le perdona. Y una mañana aplastaba una resaca inverosímil contra su pecho besado, marcado de rojo y no era sangre.  Pero las marcas eran azules, ¿Azul? ¿Alguna otra cosa? Calamares al tinto y un Bourbon, pulcro, impecable, audaz, ¿bendito? Ni lo mande Dios.

Negro, negro control, negro Perséfone, negro bandido, obscuro como el sabor de la sal, blanca, negro de sabor blanco, Salada, como Perséfone. Bandidos, todos son dulces, temerarios, como el control de los colores, no estaba, estaba corriendo, ya no estaba, ya estaba corriendo, juegos de palabras, azules, ¿Azul?  ¿Alguna otra cosa?

Y mientras hacían el amor, tocaron la nariz, y era un viento perdido, piérdelo, y retoma camino, nariz, como caballo cojo, pero negro, se le perdona. Esquivaron balas y no eran vaqueros sino alas. Verter el centro de la galaxia en un vaso pequeño old-fashion-fashioned-old-yunno? Ese universo es nuestro, mi amor, porque son alas blancas como el vacío, pum, pum, pum cayeron las estrellas y oscureció negro, negro, negro, como el caballo, se le perdona, ¿Alguna otra cosa, señor?

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