31 mar 2013

LUNAS Y GALAXIAS-Rach-


Mentes frías. Mentes obsesivas y ridículamente meticulosas. Mentes enfermas. Mentes glaciales. Mentes que se apegan a la lógica, siendo tan ilógicas. Mentes heladas que son atraídas por los temas más sofocantemente abrasadores. Mentes que, en su pesarosa necesidad de comprender como se lleva a cabo cada tarea, cada suceso, cada proceso en este universo catastrófico, son máquinas voraces de análisis desenfrenado. Mentes a las cuales les cuesta esfuerzos abismales impulsados por su inminente necesidad, comprender a las otras.Mentes objetivas que tienen como principal objeto de fijación aquello que es totalmente subjetivo. Mentes como la mía. Mentes que van ligadas a personalidades inusuales, a comportamientos inusuales, a vidas inusuales, a pasiones inusuales. Aquellas mentes... Nuestro motor, el núcleo de todo lo que irradiamos, nosotros, los de mi tipo...Jamás  creí verme en una situación tan repugnantemente genérica. Algo que parece tan superficial, pero que, a mi humilde parecer, tiene cierto grado de  profundidad. Sin embargo, sigo teniendo problemas para creerlo. ¿Ocupar más de sesenta  minutos de mi tiempo tratando de descifrar algo tan descifrable? Eso va simplemente en contra de mi naturaleza. Y, ya dicho esto, es mucha más la vergüenza que cae sobre mi al confesarle a esta hoja en blanco que va llenándose de poco en poco, que ha sido infinitamentemente mayor el tiempo que he dedicado a este asuntillo que el que he mencionado anteriormente. Ha sido más de una hora y definitivamente más de una noche... No es algo cifrable. Le he dedicado lunas y galaxias enteras. Le he puesto más empeño y esfuerzo del que merece. Mi capacidad para presentir sucesos importantes siempre ha sido remarcable. Pero jamás pude presentir que fuese a pasarme esto. Ni el más mínimo indicio tuve... De haberlo tenido, lo hubiese evitado a toda costa. Hubiera dejado de escuchar a Rachmaninov (sí, Rachmaninov altera mis pensamientos, definitivamente), me hubiera preparado mejor, me hubiera alejado de la situación de una manera que rayara lo abismal. Pero aquí estoy ahora, como aquella sombra peculiar que fui desde ese día glacial del 97,con el tercer concierto de Rachmaninov (interpretado por Argerich, claro esta. No podría ser nadie más que Argerich) palpitando estruendosamente en mi cabeza al ritmo infeccioso de mis pensamientos, al galopar incesante de la obsesión más estúpida y tórrida que he tenido. 








-I.A.

No hay comentarios:

Publicar un comentario