7 mar 2015

Vulnerable.

Probablemente, si fuera atractivo, mi vida sería mucho más fácil. Siempre me he preguntado si en el amor[?] en verdad existe el destino; la gente me dice que sí, me dice que no, me dice que nunca, y me dice que ojalá... algún día...

Pero tú eres impenetrable, tu mirada no sigue a la mía, tus vértebras no quieren moverse, tu columna es rígida y mis palabras frágiles... de emociones vulnerables.
En este lugar con esas emociones vulnerables sólo se me ocurre imaginar que soy atractivo para ti, que soy interesante, que valgo la pena y que quieres conocerme.

Pero, ¿te querré conocer yo?
¿Serás lo que mi imaginación inventa, construye, crea, transforma, distorsiona y equivoca sobre ti?
Tal vez no seas lo que mi imaginación represente.
Tal vez no inventas, ni construyes, ni creas;
tal vez seas todo lo contrario, o algo nuevo pero totalmente desagradable.
Tal vez no seas mi destino... pero definitivamente quiero conocerte.
Tal vez para no inventar, ni construir, ni imaginar... para no hacer esas cosas contigo.

Pero cantas....

De todo lo desagradable que podría encontrar en ti... cantas.
Lo supera todo, cantes bien o cantes mal.
Ay, tu voz, pero no escondo seriedad.
Tu voz y tu esencia mientras la usas.
Tu voz y tú.

Si pudiera dibujarlo todo, pintaría esa voz... la plasmaría en un para siempre; no para mí, no nosotros, pero el cosmos estaría presente para admirar la sutileza de tus notas.
Tu voz y tú para siempre, para el cosmos.
Tú, voz, cosmos... para siempre.

Estoy seguro de ti, no de nosotros. Eres esencia de belleza pura.
Siento tantos celos de los ángeles, pues aunque no crea en ellos... existen para enamorarse de ti.
Qué envidia aquél que te toque, que sienta tu cabello, tus labios, tus pechos, tu cintura, tu mirada y tu ser.
Qué dolor aquél te haya perdido y que coraje aquél que te consuele.
Qué sorpresa que te quedes...
Qué tortura que te vayas.
Estoy seguro de ti y de tus pies cuando se van,
como estoy seguro que al final del día...
estaré sin ti, igual que ayer... igual que mañana.

27 feb 2015

Más allá de La Colina.

Aquella mujer acechada por el tiempo, que guarda la naturaleza de su soledad, escuchó los llantos inocentes de las crías de algún canino delgado, de esos que molestan temprano en las mañanas y todas las mañanas. El invierno hacía el transporte de leche más una buena opción que una lucha, pero siempre podías ver a un grupo de chiquillos tratando de robarle al lechero que ahora pasaba frente a la mujer, acechada por el tiempo, frente a la puerta de su casa, sentada y aferrada al presente que parecía contarle maravillas por la atención que le prestaba al silencio constantemente interrumpido de la mañana.

Recordaba, al escuchar el presente, sus hijos y nietos que poco a poco fueron pasando de su lecho a a explorar, valientes, más allá de la colina para regresar con pareja, dinero y descendencia... Se sintió, por un momento, un estorbo inútil que se apagaba; sintió una desolación perpetua, aunque sólo reviviera el pasado que desaparecía con cada llanto que comenzaba a interrumpir sus pensamientos.

Al alejarse el lechero, los llantos parecían disminuir con cada respiro que aprovechaba la cansada dama para escuchar hasta la última palabra de la vida.
Con torpeza tierna y senil, tomó un frasco de leche y con apresurada lentitud se dirigió a la parte trasera de la casa, de donde provenían aquellos ruidos.

Antes de quitar algunas piedras con el pie desgastado, ya había percibido aquella esencia de putrefacción, pero avanzaba con gentileza respetable para descubrir a una perra muerta que apenas comenzaba a corromperse debdio al frío, y que cuyo cuerpo había servido de refugio a sus seis pequeños que tropezaban con un séptimo víctima del invierno.

Uno por uno, los llevó dentro y los cobijó y alimentó con la leche helada... "Pronto me iré igual que su madre, y como ella haré todo lo posible para que vivan muchos años y tengan muchos hijos y continúen repartiendo vida por donde vayan... hasta mi último cerrar de ojos."

Después de los meses, la mujer acechada por el tiempo se recargaba en el muro exterior de su casa, y cuando observó a aquellos cachorros explorar más allá de la colina y regresar con algún pato migratorio o algún acompañante peludo... sonrió y, con una bella lágrima, durmió para siempre.
¿Con qué derecho nos cansamos de la vida si la vida se cansa de nosotros primero? Entonces daré lucha si la lucha significa que desde mis huesos nacerán las flores más bellas.


Lamento Romance.

¿Por qué hay tanta niebla en el Valle?
Por ahí donde canta el río, hay niebla
Por ahí donde el bosque se pierde, hay niebla
Por ahí donde el trueno silencia su nombre, hay niebla.

Quiero caminar hacia el agua, pero hay mucha niebla
Quiero nadar río arriba para probar las aguas más dulces, pero no me veo
Quiero encontrar la orilla, satisfecho y cansado, pero me pierdo
Quiero regalarle mi aliento a la cueva, pero la cueva se esconde

Saldré a pintar las nubes, saldré en busca del aire
Saldré en victoria ciega cargando en brazos el cuerpo líquido
Saldré arrastrando mi sangre si es necesario,
Saldré, contigo, sabiendo que derroté la niebla y la corriente...
aunque no te vea...

26 ene 2015

Cosmos.

Un día me recordé sentado intentando observar al viento…
Sobre un pedazo de roca, protuberancia de un abismo, a milímetros de una muerte.
Era una muerte lejana y débil, pero me observaba como nos observa a veces la noche.

Me recordé inquieto pero con calma, calculando los metros del canto enérgico,
Como si estuviera oculto, escondiéndome del planeta que me sostenía;
Era un planeta solemne e infectado por nosotros, por mí, por nuestra causa,
Causa desconocida o bien, inservible…

Encendí el fruto cósmico de la hierba mágica,
Me transporté al mismo lugar donde el viento intentaba mostrarse;
Pero sólo me recordaba en algún otro lugar, en soledad con otros vientos…
Y me conecté con el pasado y el presente,
Y me di cuenta que son términos humanos, como la palabra tiempo es.

Las ilusiones de los recuerdos como son las palabras recorren efímeras circunstancias,
Efímeras e importantes, trascendentales para nuestros ojos blandos e irónicos.
¿Somos acaso un chiste de la naturaleza?
¿Un enemigo construido para evitar el aburrimiento de la creación pura de vida?

Si estamos para no estar, si la vida no tiene sentido, si luchar es preparase para morir…
Si escribir es vivir para siempre, si cantar es vivir por los demás, si bailar es vivir presente…
Si la música es un futuro recuerdo, si la vergüenza es fruto de la ambición soberbia…
Si la música es fantasía infinita como las palabras, si esa ambición es alimento del alma…

Si el planeta marcha y no nos necesita en lo absoluto…
Si somos esclavos de nosotros mismos, de los que decimos, de nuestra propia humanidad…
Si la paradoja de la libertad, si la ley de Talión, si estamos despiertos hasta el amanecer…
Si Borges o Cortázar, si los rusos o los japoneses, si Shakespeare o Tolkien…

Tengo el frío que me adopta, el teclado que me escucha, la luna que me esconde…
Tengo el azul entre el cielo y la tierra, las luces de la ciudad, el fuego infinito e invisible…
Tengo la energía de mil galaxias, el poder de billones de universos, el alcance de la luz…
Tengo a mi alma que impide todo aquello, pero el conocer de mis antepasados no me obstruye…
Tengo la voluntad eterna, el cuerpo indestructible, la conciencia traviesa…

Tengo el cobijo del invierno, la tristeza de la luna, la soledad de la muerte…
Tengo un santuario en mi garganta, lo más sagrado en mis palabras, lo real en páginas…
Tengo los adagios y el réquiem, la bohemia y la abstinencia…
Tengo la interminable sabiduría del placer en el beso y en las hojas más verdes…

Tenemos todo eso, nosotros.

Me di cuenta, recordándome sentado… tratando de observar al viento;
Que en el tratar está la esencia del vivir, en la lucha está la victoria,
Que no hay tregua con la vida, pues somos la vida misma.
Que no existe el existir, sino la existencia como una sola cosa.
La existencia de una sola cosa… de la cual formamos parte.

Me di cuenta, intentado observar al viento… que somos viento.
Que nuestros respiros son música para el universo.
¿Acaso somos máquinas creadas para entretener a la naturaleza?
¿Acaso somos bufones violentos destinados a retar a las legiones de la madre tierra?

Somos madre tierra y somos sus hijos… somos máquinas creadas para crear y ser creados…


¿Por qué no estamos en otros planetas, conquistando el amor de todo el universo?

14 ene 2015

Deseo.

No quiero que me recuerdes, quiero que me olvides con un beso

Quiero estrecharle la mano al diablo al tocarte

No quiero sentarme junto a una ventana, quiero quemarme con tu cuerpo



Prefiero respirar el fuego cuando me entregues a la demencia

Si decides entregarme

Porque prefiero el castigo a desperdiciar el aliento dulce

Un aliento dulce tuyo, si decides entregarlo.



Quiero un momento sin ti, pero con tu figura

No quiero ver el rostro de Dios

Quiero un pecado que me dure hasta la combustión de mis huesos

Que tú ya quemaste, que tú respiraste… pero en mi soledad nocturna



¿Qué son los labios sin un poco de saliva y aliento?

¿Qué son dos cuerpos unidos sin danzar con el viento?


¿Por qué me siento tan sólo aunque tenga a la humanidad en mis manos menos a ti?

8 ene 2015

Ausencia.

Cuando no estoy sólo me busca el silencio,
y me apaga en un fruto sereno y elegante,
parecido a tu boca como tu boca es mi silencio, pero
no es ese silencio el que me encuentra
con el alma desnuda,
el cuerpo en el aire...
con las alas rotas.

Cuando no estoy mis respiros se rinden,
se ahogan y reviven,
se escapan y me encuentran un hogar nuevo;
pero no son mis respiros los que atraen a la noche,
pues la noche me encuentra, como aquél silencio...
pero no es tu boca, ni son mis hogares casuales.

Cuando no estoy no hago ruido, ni me quedo en el suelo;
me gusta ir de nube en nube,
porque quiero encontrarle un lugar mis lágrimas para suicidarse.
Busco luz y calor,
porque quiero encontrarle un lugar donde quemarse a mis huesos
y mi carne alimente a las bestias.

Cuando no estoy es porque aún me busca un silencio
que no es tu boca pero tal vez sean tus deseos
y me refugio en el sufrimiento, hundido en placeres...
que no son tu boca,
pero tal vez sean tus deseos.

Cuando no estoy es porque aún me estoy buscando;
voy de nube en nube y busco calor y luz
y busco encontrar el lugar y quemar mis huesos
y observar a mis lágrimas suicidarse...

...porque con las alas rotas soy mi propio silencio
que ahoga sus respiros para no estar...
para salir a buscarte.

9 nov 2014

Dulce Pena.

Te escribo porque hablar contigo no es suficiente. De las cenizas que has dejado tras la traición de tu doble ironía, recaí como manglar ante la nieve. Me cuesta trabajo helar esas llamas petrificantes; es momento de que me digas la verdad de tu estancia en mi tiempo… ¿sigues presente después de tantas heridas? ¿Te callas y te levantas esperando una provocación insólita?

Ésto es a ti, demonio de dos caras que ocultas la tercera para que no aprenda a moderar mis duras caídas y, al mismo tiempo, alimentas mis ganas. No podré tener aliados si sigues siendo mi enemigo, doble persona que me atormenta. Ésto es a ti que apareces cuando las circunstancias llaman desesperadamente a la rebeldía y la violencia. Ésto que te suena y lo lees con otro nombre siendo yo mismo, es a ti quién me bebe con dulzura latente y sádica.

Hacer lo correcto es hacer lo mío, hacer lo incorrecto es hacer lo tuyo… pero me has enseñado a dudar de todo y me has dotado de una memoria y mente insaciable que duda pero conserva prudencia y encanto ante los creyentes de algo más grande que ellos mismos. Porque eres el placer de mis desvelos, te pregunto siendo la Luna de testigo… ¿Me quieres o sólo quieres destruir a los demás?

Imaginas constantemente a la sangre de ríos ajenos, te complaces al notar fracasos ácidos sobre los memoriales colectivos, me inundas de un vocabulario limitado únicamente usado para dañar el verbo de las intenciones. Las luces no me satisfacen.

No podré tener enemigos si sigues siendo mi aliado; hombre solitario de rostro conocido ante los olvidos comunes, te inundo porque eres fuerte y paciente. Confía en aquél que te ha llenado de victorias, de objetividad, de cinismo, de independencia. Bebe mientras te dicto el dorado sentir de nuestra sangre; ya estás muerto y necesitas carne fresca con la que puedas resucitar y dirigir. Eres un líder pasivo e indestructible. ¿Por qué me miras así? Sabes que te gusta el poder que transmito a través de las demás personas. ¿Acaso nunca me vas a agradecer?

Tú solo permites la furia que te llena mediante la mirada de mi razón, no te escondas de mi razón, no razones a menos que me esconda, no te llenes de miradas si permites nuestra furia. Quema el propio fuego, porque lo puedes, porque te doy permiso, porque no hay nada más poderoso que yo y soy tú mismo. Cuerpos caen y eres responsable.

¿Quién ganará? Yo lo sé, tú no, porque no eres independiente a menos que me tengas a un lado frente a un argumento. No te escucharán a menos que me escuches primero. Sangre cae y eres responsable. Cree en dios y maldice… soy parte de ti, él no, él sólo quiere conflicto y desacuerdo… pero tú puedes emerger desde esas mismas cenizas que proclamas tuyas cuando son de tu pasado.

Bebe, amigo, hermano, yo. No luches, sólo déjate llevar… soy poder. Eres la esperanza de tu gente pero no lo ves, yo puedo guiarte para que guíes sin siquiera ver dónde caminas. El agua te ahoga, el fuego quema, el aire apaga y la tierra te absorbe, pero yo puedo enseñarte a usar cada uno de los defectos naturales para que tu beneficio crezca cada vez que me veas.

Eres porque soy, demonio… concuerdo.

No caeré porque estás, y te permito mi cuerpo y mi voz. Mi vida no es tuya porque soy tu vida, no lo olvides.


No me he rendido porque no tengo fe. No hay nada más grande que nosotros… Conquistemos.

3 nov 2014

Silencio.

Me ofrecí a ser prisionero de tu silencio,
las pesadillas se alimentan de indiferencia
y de tus colores escondidos sin mutua esencia
nacieron los poemas dedicados a tu desprecio

Me dejé vencer ofendido por el cómico aplauso
y mi sombra desde la nublada sonrisa cantaba la espina,
burlando el mito de un beso perdido con un verso,
donde soy nada por buscar tu mirada en miel envenenada.

5 oct 2014

Notas.

Porque mi sueño es un cristal,
Compadezco de la realidad que me aconseja

 a no expresarme en lo corporalmente efímero 
como tú y yo percibimos al atardecer.                                                                                                                                                             
A no ser como el renglón colectivo 
que surge sobre la crítica del complacer, 
por vivir en el presente.

Mi sueño se cansó de ser banal.
Mi sueño baila sobre el acorde de la irrealidad perpetua que me define, 
porque me define eterno.                    

Me queda tan poco tiempo, que el sexto sentido, 
predicho, se equivoca; 
y simplemente se conforma el instinto a saber que, 
lo que falta por saber, es quedarse con saber 
todo lo que uno ha escrito en los sentidos carcomidos 
por adolescentes como la primera eyaculación en primavera. 

Son notas.

Notas que no recuerdas porque son el querer del sueño. 
Pero me cansé de soñar banal. 
Que el planeta sea lo efímero de la realidad sangrante. 
De mi realidad puerta con puerta, mi realidad sangrante.
Te conoceré cuando tu rostro flote entre la duda de tu propio puritanismo. 
Notas de colores y música y de la melodía colectiva 
que lo incómodo provoca... porque sólo son letras.
                   
Letras de delirio en una nota para despedirse.

26 ago 2014

Frida.


Le pintó sin permiso una mueca deforme y sanguinaria, restringiendo aquello oculto, alabando su desdicha como lágrima suicida; Marcelo cuidaba de sus perros, tomaba los saltos temperamentales de Don Carlos como mi Caudillo resentía de los analgésicos. Marcelo lloró, claro, pero no sé si haya sido por la ausencia o por la falta de presencia de mi Caudillo; niño que hacía el amor con su tinta sin expresar conclusiones ajenas de poeta, como libreta vieja pero rara vez víctima… Lloró, claro, como cualquier amigo que es testigo de una situación que no cualquier amigo vive.


Le escudriñó sonrisas, entre arrugas y líquidos, hacia cualquier presencia de pesadillas conscientes. Recuerdo a mi Caudillo escondiendo banderas como tesoros que uno que otro Marcelo tenía, y entre cables las veneraba y entre teclas las defendía y entre tesoro y tesoro su padecer de almas rígidas y sangrantes revoloteaba burbujeando y pensando. Recuerdo su exceso de palabras entre los renglones.

No me conocían, pero me resguardaba detrás de las sillas sus aventuras de hazañas con resultados malolientes y heridas cuyas cicatrices exhalaban el aire que rondaba mientras eran vividas por él y los seres que él llamaba -con compasión, emoción y tristeza- cuerpos que respiran mi necesidad de quererlos. Él me reconocía detrás y entre las multitudes como confidente y multitudes sus sueños y alucinaciones provocadas por aquella aventura en las rampas del Cerro Manco donde usaban la estática de las piedras grandes como pincel ante la epidermis y la dermis, aquella en su casa cuando leía en voz alta Schopenhauer de Emilio Carrere mientras lamentaba que hablara de él y fuera el poema como si él nunca pudo haberlo escrito, aquella en la que lamentaba en silencio mientras su propia amenaza se escondía bajo sus órdenes jamás revelarse…


Aunque nunca me hayan visto ellos, aunque me ignoraba como Una Puesta Del Sol de un pagano Max Jara que, tambaleando entre maderas crudas a la altura bélica fue vagar inamovible nombrando Él Verso de P. Prado y puntos y puntos y puntos…

Caer sobre lienzos que ya no querían ser serenos, querían ser arroyos, y sólo sabían convertirse en fuego abrumado por sus propias coronas; mi Caudillo divertido entre mortales y su amor, transfigurado por el éxtasis de las emociones sin hallar y la cálida caminata -hacia una rosa cadáver y lirio enfurecido donde se leían, iluminando el pórtico, Sheol en sangre de hadas vírgenes- donde Delmira Agustini era seducida por un invito, invito cordial, invito descuidado, invito solemne, invito sin techo entre cortadas humeantes, un invito Lo Inefable. Y Caudillo iba y jugaba entre roble claro y roble oscuro suspirando el algodón garganta que lo bloqueaba.


Extrañaba mi Caudillo una melancolía que a Octubre no le importaba, los lobos lejanos de frágil verde agonizando trampas en límpidas escaleras muertas. Marcelo Bastián Reverte, que poco cieno cargan tus brotes de obediencia; porque cuando él mismo te relataba sus sueños, parpadeantes olas distraídas por pequeños deseos de morir, no te añoró el desdeño obstinado por la nada evaporada… Confió en ti su atormentada ternura de trascender mediante sonoras confesiones un tejido cantando alimento carroñero, y dejaste golpear esa lluvia tranquila el individuo besado por la tumba de los paganos y su moral ceniza.
Quería ser todo lo contrario a lo que te culpó por impuesto labrador; un buen amigo que por mal amigo fugó como hierba encaminada a los caprichos de Carolina, estrecha necedad la tuya ahogada en el silencio que nunca fue tuyo… te maldigo. Pero mi Caudillo, en sus vientos vulnerables no penó el desvelo por Sofía, que por orgullo se estancó en el desvío perpetuo y las amistades y hábitos de Marcelo, como marea, la estrellaron en un cielo blanco y soledad y soledad y soledad.


Porque eso es memoria… memorias líquidas que los celos de astros intolerantes se aprisionaron en la fugaz nota, rebotando la circunferencia de los axones totales con mi receptor de Luna, Caudillo… siempre fui tu fugaz nota tapando la Luna.


Torturaba los pasos entre la razón y la carta a medias dirigida como antifaz acronológico a Sofía; ejecutaba leves y tiernos golpes a sus labios con la punta opuesta del grafito, indeleble ante la sumisión de sus emociones y restante de la cordialidad compuesta. Sofía Mercedes Loreana, que poco terreno ensucia tu voluntad de alma perdida; porque cuando él mismo te sonreía vagamente entre la penumbra proclamada amistad presentada en trivialidades filtradas con levantamientos de poder carente, te regocijabas sobre los besos que nunca fueron tuyos. Te gustaba permanecer como anzuelo y tentar la dulce cifra esquizofrénica de mi Caudillo, hundido por sostener tus pasos sobre el agua, que reaparecía en epopeyas sidéreas, que gustaba de tomar forma de albogue, que ondulaba mármoles escribiendo campiñas explotadas por inexpertas neuronas hierofantes, que hojeaba oraciones vacías para cultivar cuclillos imaginados en el agro de tu estancia.


Carolina terminaba su labor de reconocer a su hijo como mascota y dibujarlo como parásito que se alimentaba de las ganancias de su trabajo. Un estorbo que no era pantalla ni cortina de su orgullo, solo una excusa del mismo para complacer espejos de la clase alta. Mantenía sus actividades lejos de la consciencia de mi Caudillo como si fueran imposibles de deducir, pero yo las deduje sin dejar escapar glifo alguno que revocara la astucia de la mujer… por extrañamiento lúgubre, por la profanación de la lujuria en su tumba, no sé, por correr hacia la epopeya.


Su padre murió por el fuego de lo inevitable, por la pastilla nunca creada, que el milagro aniquilado por la realidad llevó consigo en su vientre. Señor de externas manifestaciones cuando renunciaba el dolor de su hijo, manifestaciones sin vocales, programadas para compartir antes de que mi Caudillo tuviera algo para intercambiar. Porque sabía de la condición de su hijo desde la primera vez que lo tuvo en sus brazos, incluso antes, y murió por la misma causa predestinada y escéptica cinco años después; Carolina sólo continuaba en estaciones edificadas con sudor de moneda heredada, simulando técnicas refinadas que mi Caudillo gustaba comparar con ciertos trazos de Buñuel en su Bella de Día. Agresivo, solo, cínico, triste… y siempre dibujado por la imaginación de las circunstancias.


Cortes de lo infinito; Marcelo y Sofía martirizaban con bellos roces de aquellos lirios el roble no deseado. Noviembre de piedra; te escucho, Caudillo de lo infinito herido, historia parapléjica de lo común que nació atormentado en abril… Noviembre potable, Marcelo, Noviembre minado, Carolina. Su alegría conforme con la gravedad de la paz molida por lo hermoso del último viaje; aquél último viaje futurista de telas desvestidas por la bala de lo ocurrido jocundo. Lazos morenos entre la calma, Sofía, miedo en el escape con prudencia de girasoles alternos.


Mi Caudillo en su comunión de alas paganas derrumba estelas que dejaron las esponjas necias de esas costumbres estúpidas. Tú, mujer de ley castigo melodía de contrarios, pluma de cristal que en la lluvia moldeaba miradas sobre tu piel cegadora; él tocaba las visiones que en su espalda nombraba tu aurora, y tu aurora en los gritos de sus paredes cansadas de su propio deseo correteándote. Encantado con los difuntos de estrofas perfectas, buscó la nieve de tus segundos, la luz de tus rincones prohibidos… y ojalá te escriba con uñas sobre la sangre del algodón enterrado en la notica de tu sombra.


No toleraba templos; añoraba risas calladas que la desesperación de los lobos, cayendo sobre el plasma de su testamento, desaparecía caramillos tartamudos por el fantasma de tus andares. No fuiste perpetuo descanso cuando fuiste carcomida por la cuenta regresiva sufrida por tu aceptación a la hoja en blanco siguiente. Tu provenir fue parido por su dolor, Sofía. Junglas de comodidades, fruto del cielo incinerado por la precisión de los que los han criado; hogar sin polvo, estribillos dentro del alcance, manos en bolsillos presos de una cabeza viviendo una primavera jovial, manchas de mundos mortificados y procurados de acusaciones, enemigos escuchas cantantes de lo imposible… Tú, Marcelo, mi Caudillo y lo sencillo de su inmunidad ante la participación de las tareas pensantes.


Persigue retratos que maldicen destinos y membretes injustos, no merecidos. Tengo su carta, tengo la familia de su perecer, tengo la indecencia en coro de sus augurios. Público, aclama su riesgo partido en dos, porque la función que disfrutan también fue tono de santos Heráclitos repetidos en enredos linterna. Mi Caudillo fue una trova sepultada en tradiciones que rechazaban su cita encapuchada, y fue un título cuyos favores que por gratuitos abandonaron su impecable y nocturna interpretación. La suerte fue manipulada por la traición perpetrada por la intención de aquellos lirios fúnebres.


Mi locura habló contra mi cintura, distorsionada por el delirio de su florida senda hacia el capullo delicado del cansancio… La Bella Locura. Sus huellas vacilaron entre promesas y figuras vistas más por amantes cobardes entre relatos que por el conjuro de una gaviota fusilada en ideal ramificación de notas suicidas. Cuidado con esta canción corrompida por aquél miedo, lirios de tinta en una carta de arduos derroches turbios, cuidado con el ángel de aquél miedo entre agua y flores… un peso exuberante y un fondo seco bajo la corriente del Caribe. Se amarró a una deliciosa forma de elíptica aleación entre metales que soñaban ser fusil para crueles sacramentos apuñalados por los nardos paganos conspiradores de un futuro ostensorio clavado en la frente donde Adramelech estrechó la eyaculación de la hipocresía. Hoy desde una cima vieja regalo una pasión desempolvada, ofrenda para la desnudez de tu inferno amante; apagaré aquella filtración de aquellos trazos de aquella tinta desganada de volver a protestar las encías peregrinas de llagas célebres, porque tu historia merece altar de pájaros negros y gemidos de una venganza en éxtasis. Mantillas heterogéneas por ocasiones imborrables, las ofrezco; limpia mi carne por el sudor de una equivocación con aquella inocencia, pero sucia inocencia… pero responsable inocencia… incapaz de lejana decisión irrevocable del río hormonal cargado por la mozuela cubierta de aceite escurriendo del crucifijo infractor ante un agravio frutal y estupefaciente.


Licor con imagen pajiza o muro almíbar gitano, frente la transparencia de tu acentuado querer, ofrezco tu manifiesto plasmado en tu nombre, nombre proclamado Miedo como percance raso, tormenta de seda. Marcelo lee un discurso alabado por el fanatismo de la hipocresía, Sofía mantiene la cabeza baja, Carolina ocultaba los pasos de un ruido al vacío para evitar un cariño vagabundo, Carlos Bastián Posento bailaba su indiferencia en el proscenio del fanatismo alabado, el Cerro Manco lloraba a través del sermón del bosque, yo pintaba de plata aquella enagua de espinas verticales… martillando el limo del cristalino de mi Caudillo yacente en potra de un súcubo sin corpiño ni candados astrales. Beso aquella membrana del engaño, le juro que cuido de sus viajes hacia el roble y manzanas de oro, le procuro una sábana oscura que baña el ritual culminante de su otorgamiento para que en pleno destello de ausencia diluya arena flotante con aroma azucarado guardando nuestro pecado centinela.


El campo de las casualidades; entre una carta que revoloteaba en bienes, empero, vecina del futuro atacando la sorpresa de los mandamientos infantiles, como algo buscando firmas resistentes al papel sustancia de la tensión secreta… sufría yo de correr por el vértice del minuto intransitable, anulado por mi Caudillo, en el campo de las casualidades, sosteniendo la cabellera del opaco espesor que juraron sus más cercanos calmantes humanos.


En el terreno muerto, puente entre la frescura del secreto bajo mi falda y su beso adormecido por la cripta del océano, concurría la peste de un sombrero religioso. Fabián Navarro Escalante, que poca geometría habita tu regazo de maloliente fe seductora; porque cuando él mismo redactó el veredicto de sus órganos, optaste por la esclavitud de tus seguidores. Siempre maldijo las intenciones de los tuyos por desvestir los asquerosos intereses propios bajo una lupa incandescente.


Yo escribía, todos los demás dormían, y yo escribía.


Pobre idiota en remedios de riachuelo salado, ¿saben? Como cuando estiras el cuello creyendo que lograrás observar el barco que ya escondió su mástil en el horizonte y se calla el fueguito travieso y niña psicópata de cartón húmedo por la sangre absorbida, ¿saben?


Siempre regresa al diccionario de las estupideces en la gran enciclopedia llamada “buscar pareja”. Porque somos animales, le gusta aferrarse a eso cuando lo cuestionábamos; quería enamorarse a través del silencio irresistible de la promiscuidad. –Benedetti, hermanos- y se recargaba en su asiento cruzando los brazos con una sonrisa indestructible. “Comiencen a ver nuestro comportamiento como simple comportamiento mamífero. No me refiero a nuestra naturaleza como la de cualquier otro ser vivo andante; mantenemos un cerebro reptileano lleno de instintos como copular y procrear y sentir placer y celos y estupideces. Y yo digo que los sentimientos son primitivos, pues el amor concluye con el desvelo de los celos y la obsesión; pero… ¡junten eso con este tiempo de retrógradas donde es más importante tener sexo por estatus que por placer! Somos la generación de los viejos que, sobre una melancolía desarrollada en chinga debido a un jodido salto de hipotéticas brechas generacionales, se dejan vender debido a la rapidez con la que surgen nuevas tendencias. Por necesidad hasta tuvimos que poner modas ridículas, ser alternativo y creer en cultos ancestrales que –resaltando su voz y acento de orador- dicen que los siguen pero no tienen idea de lo que significa porque la historia nos coloca en una consciencia adaptada a nuestro presente muy diferente a la de los pioneros devotos a dioses culpables de sus glorias y desgracias –recupera el aire- gracias.”

Identificado como El Encantador de Culebras por sus sermones sobre humanidades mientras se contradice continuamente y eso nos preocupa, sostiene su característica divagación y lo explota hasta quemarnos cuando está a una palabra de revelar sus emociones ahogadas. Está desesperado por no lograr enamorarse… tal vez porque canta al bañarse, porque le gustan los gatos, aborrece el deporte, se joroba al sentarse, le gusta pintar escenas oscuras y pesimistas, le gustan las películas violentas y sombrías o de hiperfantasía y surrealistas, es psicópata romántico, es cínico hedonista, disfruta la noche y las madrugadas, disfruta de los textos neoclasicistas y vanguardistas, adora la luna, adora estar solo, adora tocar y ser tocado, adora aislarse, adora conversar, adora callarse, adora la música en alto volumen, adora el silencio, ama reír, ama la ira, ama los besos y ama la insensibilidad… pero su mayor defecto era idolatrar la rebeldía, el paganismo positivista, la física, la manipulación, las mentiras y la conquista del conocimiento puro.

Nunca desfalcó los terrores de los mortales; pero él sí, decía, y con suerte las almohadas le ayudaban a escribir, porque las otras veces era arrendatario de los desvelos y se guardaba las ganas de golpear el cartón de su dormitorio que usaba de excusa para cantar a media noche. Descansaba con cervezas y no podía concentrarse nunca leyendo Cuentos Completos de Cortázar porque Alfaguara le causaba cierta desconfianza. A él le gustaba la cerveza, ¿será una cama de distancia?, ¿serán los pólipos del sol sobre la sábana y el cénit de una exploración inconclusa?


Pero ella, Frida, quería verlo y sólo eso mientras llegaba a cualquier reunión de nuestras epístolas viejas en quistes blandos pseudointelectuales, y se preguntaba por qué lo merecían, y se balanceaba entre el sí y el no de sus primeras respuestas. Porque le intrigaba todo lo que ocurría alrededor de una convención social como ésa, y se imaginaba a las causalidades fundando una mafia de predestinaciones inequívocas; juzgaba el lastre de las ciudades hiperpobladas porque él se mudaría algún día a la capital y sesgada en el pálido asiento invocaba sus leales sentimentalismos. Pensaba en él incluso mientras se hipnotizaba con el Nintendo, descansando un pequeño Tláloc en su espalda baja. Pacífica pero fuerte y perseverante, atrevida pero inocente, tierna pero traviesa, le gusta la poesía romanticista y las novelas largas, es fanática de series, estudia física pero no le gusta porque quiere ser actriz y seguir melodías manifestadas en marihuana y libros, es independiente y libre pero reservada y responsable, era líquida, le gusta mucho hacer ejercicio y ejercicio nada más; la pizza y la cerveza son prioridad aunque sabe de vino y de carne, prefiere quedarse a leer un viernes e ir a un bar tranquilo el sábado que ir a fiestas y éstas convenciones que la distraen de la periferia neoclásica. Todo esto él no sabe de ella, solo la ve a veces y han platicado en ocasiones cuando la música revuela una melancolía y sobre cómo estaba el ambiente en el bar o de bioquímica.


Sofía, el fuego, comenzaba a provocar comezón irracional en un lugar que rasca pero que no satisface ni evita futuros roces con la vocecita molesta. No la ama, la desea, no la explica, la entiende. “No sé qué carajos es la incomodidad de saber que estoy con ella. No me incomodan sus besos, todo lo contrario… y el sexo es increíble, coexistimos como Io y Europa, ¿saben? En una órbita cortejando algo más grande que nosotros mismos” y asentíamos idiotas, como esperando que él mismo cambiara el tema, “pero no somos, como son la canela y el café, el tabaco y la madrugada literaria, un buen toque y Marvin Gaye, como cerveza y charla; somos más bien como vino y uvas, como jugo y vaso y no jugo y boca” y asentíamos perplejos, como tratando de recordar a alguien que no conocíamos.


Es una tarde feriada, planeamos no escatimar gastos y nos fugamos a la recreación perfecta donde él conoce a sus amigas, la tierra, el aire, el agua. Y juzgamos canciones y  cuentos. Y rompimos reglas. Y sentados conocemos el verdadero placer de tener todos la razón en todo. Después, su novia, el fuego, despega durante la noche festiva.


Agua, tierra, aire, nosotros, él. Fumamos marihuana en una sala donde los asientos blancos nos obligaban a extasiarnos como gatos antes de dormir, contemplamos los cuadros y recuadros y las escenas y los momentos y lo intrépido de la excitación sexual sobre la tensión. Magnífica la compostura atmosférica entre los elementos… y una de ellas sale a imaginar una historia sobre la calle.


¿Qué es el hombre joven cuando en sintonía con el reconocimiento abala la ciencia de su propio relato y perdona todo aquello que escribió en su contra?


Somos autores de nuestra propia vida, una obra que no es para nosotros pues nunca la volveremos a leer, una escritura para lectores que no conocemos, un odio hacia lo que alguna vez nos provocaba orgullo y bienestar. Por nostalgia mecánica nos encontramos sobre una senda confusa de piedras inquietas y ciegas; tropezamos para no volver a ver claramente, nunca más, pues caeremos culpables por conocer a la piedra que nos enseñe a levantarnos. No creemos en las coincidencias, pero en ese mismo más tarde que nos orilló a rellenar la pipa, Sofía, el fuego, despega durante la noche festiva para masacrar la formalidad de la relación vía teléfono móvil celular. Salió a buscar aire…


"¿Te gusta la noche que como cartón se moja y se pudre si alguien más llora sintiendo el calibre de la paranoia emocional quemándole la piel? ... porque me gusta, me gusta sentir y saber que estoy sintiendo. Tal vez me conformé con lo que había vivido plasmado en un contrario a ese mismo pasado que me reflejaba en aras del progreso límbico, ¿sabes? Porque me reconozco sin conocerme justo en este preciso momento e imagino una historia sobre la calle. Quizás para seguir buscando hay que caer en el error de encontrarse" Y ella le hablaba de sus pasados romances y de cómo pasaba su inconsciente el tiempo entre matorrales espesos, suaves, espinados, esponjados, a veces situados, a veces al aire y desnuda.


“No quiero reproches de mi salada culpa. Estamos tú, yo, la calle y su historia. Quizás para seguir cantando hay que caer en el fatal error de atorarse una canción en la cabeza; cantar, odiar, renacer, repetir.” Ella alzó la mirada, él la vio un segundo para continuar su desdichado melodrama observando el pavimento, relacionando ácidos nucleicos con sonetos y trova; tal vez soñaba despierto, quizá sí sentía una fuerte sensación en el estómago que opacaba el ruido del interior, tal vez sí sabía que ella estaba verdaderamente ahí parada… “Tal vez quiero lo independiente y libre pero reservado y responsable, tal vez le gusta mucho hacer ejercicio y ejercicio nada más; tal vez la pizza y la cerveza son prioridad aunque sabe de vino y de carne, tal vez prefiere quedarse a leer un viernes e ir a un bar tranquilo el sábado que ir a fiestas y éstas convenciones que la distraen de la periferia neoclásica. Tal vez todo esto no lo sé de ella, quizás sólo la veo a veces y hemos platicado en ocasiones cuando la música revuela una melancolía y sobre cómo está el ambiente en el bar o de bioquímica… tal vez quiero una mirada líquida y tardes de Nintendo, observando la dulce piel tatuada en una espalda baja…”


Y ella, Frida, el agua, lo miró como empapándolo de incertidumbre antes de terminar su imaginada historia sobre la calle… y se dio cuenta que aquella imaginada historia sobre la calle era la historia más hermosa del mundo, pero que él, Encantador de Culebras, nunca estaría allí… como él, Mi Caudillo, nunca saldrá milagrosamente de su tumba.

25 ago 2014

Sin besar el suelo.

Cuenta, cuenta... te has sentido bien, te has sentido tuyo y libre cuando conoces las sábanas o construyes el agua y cantas y cantas.

Escribiste en los rincones alguna vez pero hoy te regocijas en ideas asexuales unidas a la naturaleza de tu mente científica e ignorante, ignorante curioso, ignorante inconforme.
Pero la sangre fluye y se excitan tus instintos, la furia es un poder que debe entenderse en consumo y hay una delgada brecha entre ataque y burla, entre demencia y poesía.
Poeta, ríndete;  nadie te escucha, mejor escribe y escóndete. Si te quieren, quiérelos. Si te odian... destrúyelos.

Cuenta, cuenta... te has librado de los prejuicios ajenos y corres y corres y cuando estás a punto de caer, flotas.

19 jun 2014

Tinta de Estrella Sangrante.

[Frida: preámbulo]
("Le pintó sin permiso una mueca deforme y sanguinaria, restringiendo aquello oculto, alabando su desdicha como lágrima suicida...")


Corren cuerpos celestes por tu piel helada...

Oblígame, Luna errante cenizas rotas
a quemarme en tus escondites morenos,
a beber del llanto llano por la azada de tu rostro.

Ahógame, Luna forastera veranos mudos
en los cantos terrestres de ríos y colores,
en el sentir de mis dientes solaparse.


Flotan piedras líquidas por tu nervio dormido...

Grítame, Luna soñada aires interrogantes
que la flecha ovoide desgarró mis versos,
que te gustaría enfriar diorama de mi desvelo.

Impídeme, Luna tintada sabores palpables
un sol que resucite con medallas,
las nubes huérfanas de tus castaños olvidos.


Repiten orgasmos fúnebres por tu zafiro portal...

Escóndeme, Luna triste páginas silentes
del homogéneo tiempo impredecible,
del humo maleable corrosivo de ternura.

Domíname, Luna opiácea placeres frustrantes
ante la divinidad de tu esbelta imperfección,
con látigos de errores oportunos e imparciales.


Parpadean libros centinelas por tu frágil poesía...

Destrúyeme, Luna exquisita paredes pendientes
porque mi pecado alucina la figura de tu inocencia,
porque la silueta peligra tras las cortinas infantes.

Sométeme, Luna humana miradas holonómicas
a complacer el papel desnudo con tu nombre,
a tus senderos negros para reflejarme.


Susurran pechos estruendo por tu bosque famélico...

Miénteme, Luna ocular besos cangrejo
creo en la decencia dionisia sobrante de mensajes,
creo en la embriaguez de tu garganta bélica

Complácete, Luna siniestra universo efímero
con las arterias de la noche que me padece,
con el irregular destello de los atardeceres


Corren almas prestigio por tu desliz mestizo...

Oblígame a no estar,
Ahógame en tu vigilia,
Grítame que no existes,
Impídeme reaccionar madrugadas,
Escóndeme de tus pupilas imperiales,
Domíname con tus caricias veneno,
Destrúyeme para escribir en vida,
Sométeme a una muerte escrita con tu lengua mentira,
Miénteme mientras cuento óleos latentes sobre hojas eternas,
Y Complácete con esta hemorragia de texto suicida,

Luna inventada, Luna espinada...
No te alcanzo, Luna descalza...

Sorpréndeme roja, sangrante de vapores mendigos, sorpréndeme humeante... pero caminante entre mis páginas.

Por favor, travesura del amanecer, ante todo aquél furor estrecho de letras bebidas...


Ya no me sorprendas...






13 may 2014

La Percepción de la Existencia, Segunda Parte (La Moral de los Paganos)

Mi Libro de Oraciones. 
                                                                    
1.      Religión y creencias
Mis padres fueron católicos, yo fui católico. Ser ingenuo y obediente estaba de moda en toda mi primaria y primer año de mi secundaria, que yacía en una institución manipulada por la autoridad del opus dei. Mis compañeros me molestaban, yo rezaba; mis maestros intentaban bajar mi calificación, yo rezaba; me desquitaba con mi hermano menor y me regañaban mis padres por mi abuso desplazado, yo rezaba. Todo se lo dedicaba a Dios y mi colegio nos imponía la creencia de que si rezabas todo salía bien.
Para segundo de secundaria, mi mente dejaba de dejarse. Me seguían molestando, la sociedad seguía siendo la misma porquería, la hipocresía aún reinaba la moral colectiva, las costumbres eran las mismas; pero yo ya comenzaba a subir un peldaño hacia la iluminación. Desde mi primera visita al psiquiatra por ataques de desplazamiento –que ocurrían a menudo y las víctimas solían ser personas o muebles- supe que sufría de trastornos por traumas irreversibles; pero que, en una institución legionaria ya en el 2009, podía manipularlos a mi favor… y el recuerdo del Dios omnipotente se balanceaba.
Cuando entré a la preparatoria, sin cambios en el entorno social, zarpé de filosofía en filosofía, posicionado en el escepticismo. Al comenzar el cuarto semestre yo poblaba y colonizaba metaversos, alejándome por completo de la sociedad; para el verano del 2012, tomando con fuerza El Ocaso de los Ídolos (Friedrich Nietzsche), me dejé iluminar por la transición de un Dios que no hace nada, a un Dios que ha muerto. Terminé en un auge pseudointelectual que me azotó contra un Dios vivo, y resucitado por mí, para poder vencerlo a mano limpia… y lo vencí.

2.      “Yo soy Dios, témeme.”

Le insistía con gritos a mi madre de que yo ya no creía en nada, solo en mí, pues en mí siempre estuvo la respuesta. Se lo tuve que demostrar. Obtuve las mejores calificaciones en algunas materias en el último año de mi preparatoria, aprobando las demás, dando clases en las tardes a algunos compañeros, distanciándome de cualquier amistad. Yo soy Dios porque soy creador de metaversos, porque Dios es humano y estúpido y ansioso de aprender. Mi madre se convenció, mi padre siempre pensó lo mismo que yo y seguí sus pasos inconscientemente y mi hermano me siguió a mí de la misma manera.
Lo que nunca pudo ser tolerado por mi familia fue mi existencialismo hedonista. Mi vida se rodeaba de excesos y aun así todo me salía bien. Una vez convencí a una niña en la pubertad de que yo efectivamente era Dios; sólo usando argumentos de deducción empírica simple, luego lo mismo para beber o comer gratis, para que dijeran esto y lo otro, para que hicieran eso y aquello… sí era Dios; inventado, ficticio y mentiroso como el original.
Por agresivo en premisas me pedían discusiones amenas y por persuasivo en mi lógica me pedían consejo; soy feliz desde entonces, engañando y manipulando; sirviendo y protegiendo… un caudillo despreciado por los cerrados de mente, por los dogmáticos, por los burgueses. Un “Caudillo de Sueños”1, la “Ceniza de Gardenias”2.
(1)   Pseudónimo del autor referente a la firma en sus escritos de temas agresivos, tabúes, revolucionarios, sociales y filosóficos.
(2)   Pseudónimo del autor referente a la firma en sus escritos de temas sentimentales y en sus poemas.


3.      Yo, persona/Yo, personaje.

Después de mis pseudónimos y mis alter ego, traté de convencer a la gente de que cuando trato de convencerlos me contradigo con múltiples verdades; y en eso me convertí, en una contradicción viviente a mucha honra. Mi psicopatología se había expandido y estructurado en un “árbol de raíces eternas”, dirigido por dos esferas esenciales: Yo-Persona y Yo-Personaje. Persona era Dios mismo como yo mismo, mi subconsciente todopoderoso e invencible; Personaje era el humano promedio mismo como yo mismo, mi personalidad y mi comportamiento.
De ahí, la “Teoría del Duelo Perpetuo”1 (Pedroza Metilfenidato 123) y sus efectos en mi soberbia. Una estructura del más perfecto y ordenado caos, con todos sus trastornos expresándose como la entropía de mi psicopatología y toda la Ley de Coulomb expresándose como mi comportamiento y mis demonios. Alucino desde entonces, me alucino y a todos mis familiares y amigos les importa, menos a mí. Yo-Persona comenzó a presentarse en una imagen-espejo.
Me gustaba confesar cosas, para que la gente me conociera y decidiera si seguir cerca de mí o alejarse de que sea demasiado tarde cuando dejen de notar mi presencia porque, sin confesar el por qué, es más peligroso. Me di cuenta que ya era víctima de mi propio dogma y eso me causa mucho placer y control desde entonces… manipulo lo que siento y viceversa.
(1)   Referente a la teoría inventada por el autor, descrita en Voz de Madrugada.

4.      Hacer y ser

Nunca creí en las coincidencias. Los hechos científicos son llamados así por algo y no se refieren siempre a la entropía del cosmos. Mucho tiempo estuve interesado en la física y en la química y creo que invirtiendo un poco más de entusiasmo (y dinero) en investigaciones, podríamos convertir las teorías sobre el origen del universo en leyes; demostrando ipso facto que cualquier dios que ha existido o existe no ha sido más que un justificado invento de la misma humanidad. Los contras serían la posible aniquilación de la especie debido a que ya no importará obrar bien, ni la moral, pues no hay nada más allá de la muerte.
Fui inundado de pensamientos orientales alguna vez, podría decirse que el budismo es la religión que más tolero y la única que acepto en el sentido trascendental de la predestinación así como en su ética de las acciones; pero las acciones no fueron siempre tan menospreciadas, que es lo mejor que se puede hacer ante éstas. El menosprecio a los actos produce una inquietante estabilidad mental; en la Teoría del Duelo Perpetuo se perciben como simples estrategias de socialización maquiavélica, al grado de comprobar que no siempre la personalidad influye en lo que hacemos mediante las razones individuales de la mentira como mecanismo propio aislado. La percepción cognitiva elemental siempre será delimitada a la ciencia y al arte; las coincidencias y, ergo, la religión, sólo son parte del “relleno” en el devenir, dentro del contexto del sentido de la vida humana.
Si bien he escrito muchos versos y mucha prosa, los textos que más me complacen releer son cuentos dedicados a la peste de la sociedad moralizada; sueños eróticos lúcidos, amor lésbico, psicotrópicos y estupefacientes, imperialismo materializado, decadencia intelectual, etc. Empero, todo aquello que ha sido, es y será escrito por mí, sólo es un menosprecio a las acciones; una burla caracterizada en letras impersonales, pero propias:
La teoría del Duelo Perpetuo trata de explicarse a sí misma la posición del Orgullo dentro de una persona, resumiendo que el Orgullo y el Orgulloso son secciones que se complementan pero que no conforman un total psicopatológico.

La teoría del Duelo Perpetuo se rodea por dos leyes y una tercera fracción inmaterial. El orgullo es inofensivo entre dos condicionales muy diferentes, irónicas, no es una teoría como tal uniforme; se mezclan la ley de Coulomb y la Entropía. Los opuestos, en la teoría del Duelo, no solo se atraen, hay algo “Darwinesco”, el orgullo atrae al opuesto para esclavizarlo, pero no martirizarlo, Maquiavélico y tierno. El humilde admira al orgulloso, siempre y cuando tenga éste algo que ofrecerle, pero no necesariamente, el humilde, necesita esta oferta intelectual, sin embargo no sufre conciencia y no logra digerir el concepto motivacional de premio por independencia o fácil aprendizaje autodidáctico aun siendo capaz de posibilitarlo. El orgulloso no recibe paga porque, tautológicamente, no la necesita, entonces cubrimos dos necesidades que paradójicamente se complementan en un ámbito social; ya no existe un “te proporciono porque tú lo careces”, es un complicado y capitalista “te proporciono lo que no tengo, porque no lo necesitas”. El humilde es indefenso cuando el rival se defiende y es transparentemente indestructible cuando es atacado; así, el orgulloso le proporciona un escudo contra el escudo al humilde y éste le proporciona una infalible falacia ex populo al orgulloso o simplemente la bienvenida teoría consensual… tremenda espada villana de una manera justa e injustamente heroica. Esto como variable atenuante de la primera condicional; la ambición maligna, fundamentada por el fanatismo del círculo social voluntariamente dependiente, provoca el imperialismo idealista del orgulloso.

La segunda condicional, la Entropía, ejerce una constante indefinida. El rival posa sobre la paradoja temperamental del orgulloso y el caos se expresa en implosión; un contrario es, fundamentando la ironía representada en diagrama de Venn al entrelazar ambas condicionales, el similar orgulloso; descarto la refutación hacia ésta segunda condicional, ya que el rival puede o puede otra cosa y el protagónico reacciona de la misma forma o de otra ante la capacidad o la capacidad de otra cosa del rival. Recordemos que ambos cuentan con ex populo, y que si estos “refuerzos” estallan en conflicto, ambos orgullosos pueden o no pueden o pueden de otra manera conciliarse… o no.
Sucede en ciertos individuos, incluyendo a uno, que estas cuatro partes de la teoría del Duelo Perpetuo ES la sección complementada dentro de lo que ESTÁ en el total psicopatológico; en ciertos individuos, la teoría del Duelo Perpetuo es ambigua. Se refiere a la interna y a la externa, la externa ya está escrita… la interna es relativa a lo explicado y relativamente inexplicable. Tratémoslo como la teoría del Duelo Interior Perpetuo, cuando la Doble Personalidad está fuera de la cuestión como espectadora pero acercándose a un parecido Deísta. (Pedroza Metilfenidato 135)
Probablemente solo traducía música, como si fueran libros en un idioma inexistente… en palabras-desahogo.
Como en este caso, siempre se me ha dificultado escribir sobre lo que escribo, por eso me dejo llevar en muchas ocasiones y en muchas ocasiones llego a divagar. Todo concluye en la dualidad de mi personalidad doble –que no es “doble personalidad”- y es por eso que hacia específicos casos de personalidades ajenas utilizo el ‘disfraz contradictorio’; así, evito divagar y perderme también cuando hablo, tomando posturas teatrales ante situaciones en las que el receptor no necesita escuchar argumentos en donde el ruido del canal son precisamente las deducciones del emisor, un servidor.
Después del viaje a Cuba, padecí una epifanía de larga duración. Sufrí un tiempo de cansancio literario debido a la cantidad de poemas, relatos y reflexiones escritos en La Habana; mi comportamiento se tornó a un semblante de color callado y mis discusiones destilaron sólo suspiros y aceptaciones. Desde ese momento al presente Yo-Persona es prudente y me aconseja, porque me convertí en Personaje.

5.      El Existencialismo y los Anti-Metas.

Corrompí las reglas de la cordura, las distorsioné. Nunca tendré hijos (por lo menos intentaré no tenerlos) por la culpa de culparlos; no me sueño dedicando el tiempo a mantener uno o varios seres humanos que tendrán que someterse a mi pesimismo y al porvenir. No quiero seguir contaminando al planeta aún después de haber fallecido mediante mi descendencia; el consumismo ya en exceso espera una inminente sobrepoblación y una difusión total de medios masivos de comunicación. ¿Para qué incluso pensar en una vida hermosa si lo hermoso es vivir en uno y para uno mismo?
Nunca juzgaré por apariencia debido a lo inútil que resulta arruinar el placer de juzgar por argumentos justo después de presentarse con la situación; no me quiero dedicar a arriesgar el discernir sobre futuras posibilidades de ingresos. La cultura no cambia, las costumbres sí, por necesidad; esclavizada por la globalización, la cultura hoy es más importante reconocerla ante una sociedad que ante una sola persona.

6.      Fatalidad e Inmortalización

Moriré joven, siempre lo he pensado y creído. El hedonismo ha conquistado mis expectativas de la vida (no “de vida”), no quiero ser parte de esa ridícula personalidad masiva que cree que cuidarse es lo mejor aunque sea excesivamente cierto, por eso mis vicios terminarán conmigo algún día. Para mí el placer, el arte y la ciencia cubren en su totalidad las necesidades de mi método estratégico para mantenerme siempre en estado positivo y feliz. Ahora bien, no he mencionado que Persona suele ser muy oscuro; a veces se refleja en Personaje como parte de su comportamiento habitual, pero la mayoría de las veces sólo cuando está solo. Parte de las actividades que realiza mi Dualidad es escribir sin mi permiso, lo explico: parte del diagnóstico psiquiátrico, en el momento de decidir mis creencias, fue trastorno del sueño. Me recetaron unas pastillas llamadas Stilnox®, que eran, básicamente, un golpe de zolpidem en mi sistema nervioso y me llevaba a hacer cosas fuera de mi propio criterio, como escribir sobre cierto tipo de temas. En las mañanas, al leer los textos, muchas veces son dedicados a mí o dedicados a partir de mis actos. Estos textos llevan un lenguaje oscuro, agresivo, gótico, romanticistas, trágicos y nihilstas; siempre soy el protagonista y siempre es la humanidad un antagonista:
Soy responsable del embarazo tortuoso,
soy sonada neurona sonda de silencios,
que Goya sin tiempo ha puesto incolora,
porque incolora para ustedes se resume,
en el conjunto de colores y la suma de sus ausencias.

Soy la vida de lo que la arrebata,

la circunferencia lluviosa del desierto,
el nombre del apocalíptico sueño,
el poema fatal que le reza al escéptico,
la prosa que en estrofas se manifiesta,
como hoy descanso sin redacción...
como nunca el hoy ha tenido reglas,
para mí.

Soy el navegante de aquella arena azul,

sobre la parca marítima, manifiesto;
sobre la soledad boscosa, manifiesto;
sobre la bestia bajo la cama, manifiesto;
sobre la falta de aire en la misma carencia, manifiesto;
sobre aquél desamor del romántico, manifiesto;
sobre la cripta de los caídos para sus madres, manifiesto;
sobre la madre cuya cría dispara en capitalismo, manifiesto;
sobre la bebida que sufre la progenitora del puberto, manifiesto;
sobre la roca cálida del reptil vulnerable, manifiesto;
sobre la misma esencia en la que ora el ser humano, carente de luz, manifiesto;

Pronuncian mi nombre con pocos nombres aditivos,

que dibujan vacías esquinas sin opciones de camino,
me nombran "celos" en los noviazgos fieles,
combustible de aquella desesperación errónea,
bestia hedionda bajo las rocas, allí manifiesto,
cual dicha parábola de aquél que se nombra en orgullo. (Pedroza Mi Nombre. 122)

Si Dios me conociera, se reduciría el lazo al poema anterior. Es difícil de explicar, mi subconsciente toma control de mi cuerpo al momento de comenzar las ondas SWS, he escrito cuentos sobre el “metaverso espectral”1 y su desempeño como influencia en mi vida cotidiana y en mi futuro; moriré joven, siempre lo he pensado y creído.


7.      “Me dejo llevar luchando…”

Algún día mis vicios terminarán conmigo. Lo repito porque se puede malinterpretar y lo repetiría mil veces más por lo mismo. Yo llevaré una vida guiada por el placer y el conocimiento, pues las coincidencias no existen, mucho menos la suerte. Quiero ser millonario o quiero ser pobre; quiero ser atractivo o quiero ser feo; quiero ser amable o quiero ser un desgraciado. Quiero y puedo ser músico, o actor, o director, o productor, o periodista, o poeta desalmado, o escritor desahuciado, o físico teórico, o diputado del PRI, o senador del PAN, o presidente perredista, o dictador, tal vez emperador del mundo, o taxista, o barrendero, no me importa mientras pueda. Las posibilidades son infinitas y las puedo dominar a mi favor; si inventan una máquina que nos permitirá ver el futuro… haría todo lo posible por destruirla.

(3)   Referente al tema central/personaje/espacio del cuento del autor Subterráneo.






Fuentes citadas

-Pedroza, Adolfo. Voz de Madrugada: Metilfenidato. San Luis Potosí: blogger, 2013
-Pedroza, Adolfo. Voz de Madrugada: Mi Nombre. San Luis Potosí: blogger, 2013
Fuentes Consultadas
-Pedroza, Adolfo. Voz de Madrugada: Subterráneo. San Luis Potosí: blogger, 2013
-Pedroza, Adolfo. Voz de Madrugada: Robles y Manzanas. San Luis Potosí: blogger, 2013
-Pedroza, Adolfo. Voz de Madrugada: TRECE. San Luis Potosí: blogger, 2013



9 may 2014

Electricidad Reptileana.

He decidido/descubierto que este personaje […] este YO que alucino (Yo-Persona) es Caudillo de Sueños… y que pertenezco a un hospital psiquiátrico y NO a una institución en donde (y Menos) estudio una carrera.
¬Léase “Énfasis” – C.d.S, 154¬

El doble de Dios es todo aquél que siente atracción inmediata por la Luna…
Dios es todo aquél que sueñe a la Luna tal y como la imagina y sueña despierto.

La paciencia es una servilleta de tela mal doblada para los unidimensionales,
La paciencia es Dios para todo aquél que tenga como ambición Ser servilleta…
… y el término “Dios” es para todo aquél -unidimensional- que quiera serlo.

“La filosofía que alegan los patricios, y los patricios mismos, son una fábrica de juguetes” – (C.d.S, 154)

La Luz que es Luna para resumir aquél suplicio de estética en hueso irresistible y pecado arcaico, |cuando/y carcome| sublime […] estando en estímulo secreto; para despertar con angustia de ondas picantes y el objetivo, concluyendo como autoayuda sintética…

… lo comparto en impulso "explorativo" (y NO exploratorio) -"sobre-en-y-bajo-exploramiento"- bajo mis neurosis color concha nácar, bajo luz ultravioleta >entre sopas, acaramelados, controles luminosos, páginas de libros amarillentas/dulces, aroma cáncer, estantes hechos de diamantes falsos, pantalla sobre tela, alebrije en tonos negros, constelaciones a-menos-de-una-generación/pericronológicas y diminutas, y contradicciones con/en/del que/de aquél salón en donde concurría un taller de redacción<, concurriendo propias catadiásporas, de diáfana destilación en los estruendos... y estruendo sabor tecla rezando a mis juglares huérfanos.

Es fácil buscar un final cuando sólo lo estás esperando; colocar lágrima por lágrima sobre los dientes para esconderlos y desaparecer dentro de ti, observando cómo el mundo perece mientras florece. Creando y destruyendo personas mientras eres eterno e inamovible.
Es fácil abandonar la fe cuando descubres que nunca existió un espíritu tuyo, y serlo todo al mismo tiempo porque ya no hay nada que te limite; te aburres jugando solo y, cuando quieres volver, ya te dejaron en una iluminación oscura pues sólo ellos seguirán sosteniendo su fe.

Es fácil crecer, solo esperas, lo difícil es dejar de hacerlo sin estancarse en el pasado; hundirse queriendo seguir siendo pero lo |ajeno y externo| te esperan en una metamorfosis que nunca pediste.

Es fácil aprender, solo abres los sentidos, lo difícil es dejar de hacerlo sin detener tu crecimiento; aplaudirse cada vez que alguien hace algo por ti y no arreglar cada neurona tuya por ser –cada una de ellas- tan puras y sin sentido… La inocencia de la voluntad.

Es fácil ser poeta y dejar de serlo, lo difícil es serlo -o dejar de serlo- sin Repetirse a uno mismo.
Es fácil dejar de vivir, lo difícil es seguir existiendo… y viceversa.

Porque es estúpido llevar una carga cuando al morir lo sueltas todo, y es simplemente Intolerable soltarlo Todo en Vida y esperar la muerte.

Pero esperar la muerte es simplemente imposible,
Porque es Fácil observar…

… lo difícil es dejar de ser visto.

He dicho por ahí que… porque el ser humano sabe más, vale menos; el animal sabe menos, porque vale más. (Hablando de el concepto del término “vidas”)

"Me encantaría no recordar tus labios,
pero fue una luna, y la sal de mis manos;
no quiero volver a verte, pero verte siempre...
(...) Apuñalar al viento, respirar una nube. (...)
Me encantaría no recordar tus ojos,
pero fue una caricia, una calma, y cantar de los demonios;
no quiero volver a verte, pero verte siempre...
Quiero ATACAR A UN SER DIVINO, y sentir celos de la noche..."
-C.d.S




25 mar 2014

Oculta.

Te he visto en los espejos.

Caminando sobre las oraciones, de pie frente a los umbrales.
Te he visto pisar fuerte, padeciendo del aire dorado.
Haciendo formas con el humo, figuras curvas con profundidad de viento; te he curado, alimentado de verdad, te he recordado del cuarto sin luces, empañado con azúcar de tus propios ojos, quemado con mi sonrisa.

Te he esperado con tinta en la lengua; restringida de tu calma, desesperada de tu palidez, llamada con autoflagelaciones. Te he perdido en mis sábanas; escurrida entre mis dolores, clavada en mis pasiones, puesta en sombra ante mis heridas. Te he ayudado, sobre todo, a escapar de las manchas ruidosas.

Encontrada en un piano que celebraba la fiesta fúnebre de los ángeles sin esperanza, buscada por el pensamiento prisionero entre pasos alienados; te brindé frío, oscuridad, libertad y libertinaje; te brindé desahogo, blasfemias jamás contadas, besos de perfume, números exquisitos, tonos de negro no imaginados, el devenir de sangre y llanto...

Te he salpicado con mis secretos homicidas, ¿y así me lo pagas? No te creo, no creo que te siga imaginando.

Porque te he existido,
Existe amor mío... existe.