12 may 2013

Mi Nombre.

De cualquier rito ha mi ser reencarnado...

Cualquier rito de entierro, humeante.
Del grito estrecho, sigiloso, desmiente el ataúd
pero, ¿qué ataúd es capaz de nacer,
con miedo a la oscuridad?

Dime, ¿cuál funeral de salmos ocultos?

Profana... cierto lamento de gerundios;
y siendo intermediario de manos duras,
y despertando de raíces desérticas, huérfanas;
al rojo perecer...
de sueltos difamadores
y pecadores.

¿Por qué el hombre ha aprendido
a observarme, el negro absoluto,
como triste cuenca de sombras fúnebres,
y carente de espacio, según su albedrío?

Aquél sombrío mar de anti-luces,
hogar de gatos que padecen de mí,
punto que reúne insectos fantasmas
y cuentos de aquellos vivientes incomprendidos,
ahí, almohadas de carbón,
venganza de cuervos en desprecio,
empedernidos...

Malinterpretas la opinión de este
invisible ente,
que solo canta cuando el miedo
le pertenece,
y lo siembra para la hermenéutica creyente,
ingenuos hombros de paranoias recientes,
Así...


Que levante la mano,
¿Quién ha sido víctima de sus propios anhelos?

Ilumina mi esencia cuando haya velas
de congoja, pasaje luctuoso,
no cuando las promesas dominen tus brebajes,
pues aquél zumo agrio de fingidas sonrisas,
es engaño de aquellos insuficientes de papiro,
y si eres engaño, atalaya aunque aventajes.

Soy responsable del embarazo tortuoso,
soy neurona, sonda de silencios,
que Goya, sin tiempo, ha puesto incolora,
porque incolora para ustedes se resume,
a la suma de ausencias
de todos los colores.

Soy la vida de lo que la arrebata,
la circunferencia lluviosa del desierto,
el nombre del apocalíptico sueño,
el poema fatal que le reza al escéptico,
la prosa que en estrofas se manifiesta,
como hoy descanso sin redacción...
ya que nunca ha tenido reglas
el presente
para mí.

Soy el navegante de aquella arena azul...

sobre la parca marítima, manifiesto;
sobre la soledad boscosa, manifiesto;
sobre la bestia bajo la cama, manifiesto;
sobre la falta de aire en la misma carencia, manifiesto;
sobre aquél desamor del romántico, manifiesto;
sobre la cripta de los caídos para sus madres, manifiesto;
sobre la madre cuya cría dispara en capitalismo, manifiesto;

sobre la bebida
que sufre el progenitor
del que adolesce, manifiesto;

sobre la roca cálida del reptil vulnerable, manifiesto;
sobre la misma esencia
en la que ora el ser humano, carente de luz,
manifiesto;

Pronuncian mi nombre con pocos nombres aditivos,
que dibujan vacías esquinas sin opciones de camino,
combustible de aquella desesperación errónea,
bestia hedionda bajo las rocas, allí manifiesto,
cual dicha parábola de
cualquier esencia que se nombra,
con orgullo

Mi enemiga es la ignorancia,
mi enemiga es la fe,
mi enemigo es Hermes,
que aparece sin querer,

que aparece sin estar,
Imagina y
manifiesta.

El enemigo siempre ha caído,
cuando los colores puros huyen,
al sueño lúcido más allá de las sábanas,
nunca las cobijas le protegen de mí,

soy a veces llamado
la vista lúmina,
que hasta aquellos ciegos sienten,
al final del camino
certero de meta.

¿Me has visto alguna vez?
Antes de buscar la falta,
que padece la inclinación de la tierra....

Me acomodan amistad casamentera,
dentro de los deberes
en los rechazados,
pero su papel mental
me rumora
como los normales,
y provocan mi sentir
en su debilidad mortificada,

me acusan de enemigo en la batalla universal...

Pero soy el elemento de lo posible,
y hasta Dios me a posibilitado,
y me ha permitido la entrada en su cuenta,
aquella tarea de lo imposible inmaterial,
su hijo me ha retratado con su nombre,
me ha destinado en los sentidos de la especie.

Aparezco con los menos pobres,
cuando de su carencia y sus hijos se trata.
He aparecido con los menos necesitados,
cuando su riqueza baila en erecciones delgadas,

He manifestado en versos de aquellos suicidas,
que dentro de su escape renacen,
solo para molestar los otros males,
que en su lista perecieron por débiles,
y que por débiles desaparecieron.

Me logro controlar porque controlo vidas,
porque yo destrozo voluntades dirigidas,
arrasé con toda paz universal,
logrando en exiliados someter su vida,

soy la lágrima
de los niños,
porque derroto toda alma
inexistente en cada dogma.

Soy toda fuente de muerte, por demoníaca verdad;
con justicia soy toda fuente de vida.
Soy aquello que se quema en el sol,
que alimentará la leche de los humanos nacidos.

Acorto la gloria en los héroes burócratas,
alargo la falsedad de los que buscan
sobre mí influencia el abrazo de los superiores,
que siguen siendo invisibles,
pero que siguen siendo intangibles,
y que luchan por no ser recordables.

Soy la navaja con la que se rasca la muerte,
soy la caricia de la penumbra inquisidora,
soy el límite que aquél felino
burla con miradas,

soy el Dios, sin Dios que me culmine;

Soy la melodía de tu sombra,
aquella sombra que escucha los tenores,
aquellos tenores que nunca en tu querer conociste,
aquél grave de ruido cuidador de tormentas,
manipulador del viento que adentro sofoca,
atravesando la esperanza que tu boca evoca.

Soy toda aquella cosa,
que sentiste en el momento,
antes de sentir,
lo nombrado anónimo,
en el instante cuando cuenta te diste,
de perder todo aquello que has perdido,
justo antes de dar en la cuenta de lo mismo.

Nada escapa dentro del objeto mismo,
pues he sido creado dentro de lo existente,
y antes de lo dicho, soy relativo a la realidad,
que contrasta en lo negativo con el cielo,
soy lo que antes se puede llegar a esperar
antes de robarle un beso a la fémina amada.

Porque en el renacer de la esperanza,
siempre soy lo que nombran,
antes de encontrarle una excusa,
al por qué pueden seguir con vida,
y sobretodo en felicidad,
aplastando el vocabulario humano,
de los optimistas,
por monarquía de sangre azul.

Soy aquél poema largo e ilegible,
que camina sobre las páginas,
que apartas al mirar sospechoso,
con la mirada térmica sangrando el ambiente,
pues has ahí donde lees ésto,
estoy en los pasos templarios de tu vida espiritual.

Eterno volcán de altares vaporizados,
si repito, es verdad,
si contradigo, sientes lo mismo;
sin estribillo de
supersticiones
donde nunca los ángeles
escupieron,

aquél alivio que cualquier necio seguirá sin dudas.

Soy aquellos ojos que
presente propio del lector
en sus ojos amanece;

soy el todo de la nada perpetua, dentro del todo continuo en la especie.
Soy el calor de frente que desprende lo que aborrece tu misticismo.
Soy el astro fumado en la pesadilla sin paredes sólidas en tu acidez.

De rodillas has volado con tal de olvidarme,
soy inmortal en tu maleficio resucitado,
ya que solo has de encontrar victoria,
claro, dentro del mío imperio,
mostrando la espada que acecha tus heridas,
de infantil quietud con pulcra quietud.

Me llamo lo que en esencia,
no quieres con nombre,

y en lo que en descripción he dicho,
manejando la noche con juego,
a bienestar disfrazado...

Con mi nombre ha mi talento comenzado,
este interminable poema,
de interminables vapores esotéricos,
con una única vez me dedicas lectura,
para terminar con locos en ternura,
y saboreando el saxofón de mi sombra,
que separa el movimiento en la piel del apodo.

Interior de líquidos abismos pasionales,
soy amado por todos aquellos que son queridos,
por celestiales fracasos,
que consideran los estoicos como tragedias.

Hoy sigo vivo, y sigue vivo mi nombre.

Tienes pertenencia de lo que soy...

lo que debe tener el cielo por invadido,

por exiliados brujos que juzgan el escape...


Soy, y recuerda el nombre de previo dictamen en lectura,
de lo que fui mientras me leías...

Abrazo desde cualquier tumba en polvo,

Soy MIEDO, pues perdí el miedo a mi propia voz.

Miedo, como cualquiera de mis súbditos...

Soy TU MIEDO a lo que sea, porque soy.

Soy...

soy de cualquiera...

Como cualquier pared.


Me he superado dentro de lo obscuro...

Has de leer lo que el siguiente enlace expresa en letras de vocabulario nutrido,

Porque de todos modos, en todos los modos se expresa,

Aquella salvación de la que no te escapas, porque lo contrario buscas,

sin corrido que te rescate...

Me llamo MIEDO, mucho gusto, aún conocidos...

LO ANTERIOR...




FUE MI POEMA...







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