24 may 2013

Gris Inevitable


De quién profeza por libros de media luna
Su dicha de justo querer al corazón en cuna
Por maldecir los ojos su criterio de lucha,
Busca una cama y volar con la que escucha
Colgando pasiones o martirios en la pared
Resistiendo la calma ligera a su merced
He con el sentido husmear su boca,
Martillo de balcones que a dos en una,
Escucha con golpes cuando el sabor provoca,
De quién profeza por libros de media luna,
Aquella que escucha y rígida toca
Su dicha de justo querer al corazón en cuna…
¿Dónde están los deberes?
¿De qué se ha perdido en vista el sol?
¿Acaso esconden en ruinas los placeres?
¿Acaso no han dado por sentado lo que abarca el alcohol?
Que me digan al negarme que por un “siempre” te perdí,
Pues me negué que por siempre lloré cual herida planetaria
Y desnudando el soneto que me tienta soledad esteparia,
No menciones sin nuestra culpa lo mucho que a Dios mentí,
Pues resultó ser humano con mi nombre y desdicha y calor
Pues resultó con pies flotando sobre desengaño y mudanzas
Pues resultó conocer atrevido pabellón de venganzas
Pues resultó que ardía sangrante el hueste tablado en honor…
Mis consuelos que envidian el dulce cortar de tus dientes,
Admirando el anegado caer de mis plumas insanas
Comparando el huerto de pascua sin antiguo cobre altanero,
Verguenza de quien goza por trofeos, gentileza sin pendientes,
Regocijo de escarlata por pena de aljuba que esmaltas
¡Merezco estribera de fuego y piel de nahual en mi perchero!

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