25 ene 2013

Miel de Invierno.

A Melissa.

Te imagino un día y sueño arena mientras duermes, en sortilegios terrenales. La historia de una duna morena, lisa como un cuento estrellado, de vista lúgubre y serena, calor de grafito. Entre selvas grises, en un poema infinito, sueño arena. Solo, contigo, sentado sobre el aire, sueño arena. Grabando la palidez mágica del frío que observa las nubes protegidas por sábanas obscuras, teniendo las lágrimas de la luna corriendo por mi dedos, calzando luz, sueño arena... te sueño.

Limosnero de estrellas que en algún planeta han de haber corregido la paz entre cristales helados, secuestrados por el mar, esclavizados sobre los espejos mientras tú que prefieres el agua y sus sombras y entre tus sombras me perdí, tu sombra... te encuentro, el agua... me perdí.

A ti no te ha desnudado el viento por la dureza del plasma en tus ojos; espejos... sigo perdido. El desierto, sobre la loma de exquisita óptica, como una montaña suspendida en el océano más dulce o una nube submarina hecha de piel y fuego.

Sueño arena, mientras que desde tus alas has quemado los encantados bosques de mi nostalgia, pero tan lejos estás... como un cuento estrellado, mientras un día te imagino... y mientras duermes, Sueño Arena...

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