5 jul 2013

Cáncer

Después del hastío maldito
Al terminar de arrastrar la sangre de mis pies
Al final de cada beso que se ha diluido en infinito
Al mojarse las manos por limpiar el frío... del vidrio

Seguía cantando, sentado en piedras humeantes
Contando nubes, persecución de escapes... de placeres
Tal vez fueron los pulmones, de tanto respirar, respirar sin aliento
De tanto respirar, sin voluntad el respiro sobre las piedras
Transpiración de hirvientes penas, esmalte de catalizadores

Con estructura de interminable cenicero al urgir la arena
Con el sentido de perdición a la locura de madera rebelde
Como contraria y de escándalo la gárgola en verde perpetuo

Encontré un estado de brillante incertidumbre
Marinera en saladas estancias, una docena de costras...

Mil setecientas gotas de sangre...
Contando nubes entre corredores, lamento gregoriano

Y solitario pero exquisito parecer de gardenias
Al final del hastío, estás aquí... Y sola estás.





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