antes del cobijo de las cenizas.
Aún entre las llamas y relámpagos,
que disfruto como brebaje,
sigo sintiendo frío y frío y frío;
que gozo como seducción ambulante.
Quiébrame de una vez, sosiego de la Luna.
Altar a las mil promesas
en el colmillo que forma
mi cuna.
Úlcera de un adiós de mentira, la
Katana de la calma que augura el martirio.
Y la figura deliciosa de mi tormento
me sonríe sentada en su melodía y lamento.
Contigo; lo siento, sostengo con mis dedos
la herida y me vuelvo cortejo y
me vuelvo sequía;
como liberador al tiempo de mi propia tiranía.
contra el viento, alquimia. Maravilla, mis filias,
me reviento.
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