Buscamos querer encontrar,
siempre conocer lo escrito,
sobre veredas perdemos
el rastro del correcaminos.
siempre conocer lo escrito,
sobre veredas perdemos
el rastro del correcaminos.
Sentir que sube la luna es cuestión de percepción al alcance
de lo fermentado por nuestro análisis cerrado, porque no conocemos la llave
para abrir algo que no tiene puerta, con sólo el deseo de emocionar nuestra
voluntad con sorpresas. Si nuestro concepto de “querer” se viera iluminada por
espectros externos, Anaxímedes golpearía con desesperación el bloqueo de
libertad dentro de la esclavitud de su tumba, queriendo a gritos respecto a “nosotros”,
recordarnos a Heráclito y la némesis de lo que escondió sin tregua.
Al alimentarnos de supersticiones contrarias a nuestra
propia contradicción natural de creación, nutrimos el ego del altruismo
naciente de universal criticismo conforme a la realidad per se, ergo nos
acercamos a lo imposible lógico, partiendo de un censo respuesta. La
penetración metafórica de las ideas recorre cada libre sensor de colores
sensoriales en todos los aspectos, moviendo razones de coexistir en virtud de
la naturalidad de lo visible, ¿Seremos capaces de transmitir tal grata armonía
de psicopatologías coloniales?
Si determinamos ese mismo ingrediente folclórico solemne de
nuestras astucias, correremos cansados al negar nuestra falta de aliento
contrario a la motivación que se deja guiar por la misma. Nos percatamos de lo
careciente de relevancia latente en tenencia de término a conjunto de letras “vida”
que difiere de metafísicas melodías al contexto de “vivir” como tal, anhelando
la mayoría de las veces números redondos del metaverso que paradójicamente
fabricamos rodeando la subsistencia de la
asimetría espontánea.
En el caso del respectivo alter sé verídico
pseudoredundante, caigo en un austero rincón contra el vocabulario
convencional, siempre estando sobre epílogos
cirenaicos como levadura recíproca, manteniendo ese ser constante de relaciones
marcadas con sal simultánea y versátil a la continuidad sonriente. La
intangibilidad de volátiles versos epicúreos, dignos de un salmo contrastante,
recaen solitarios al pronunciar tu séquito de refutaciones, es por eso que
retenemos narraciones emancipativos.
Dicha cuestión volátil a la compatibilidad racional del
empirismo estoico, opino firmemente que la falta de comprensión coherente a la
contingencia arcaica de pensamiento, favorece la carencia de sentido en la
brevedad lectorial. Agradezco el intento de relación al legible previo y
embarco la placentera causalidad de los efectos íntimos restantes. Si mis
labios asaltan la credibilidad inverosímil de objetividad, calco del suave
consentimiento que le concierne a la oveja oblicua en la ambigüedad ósea del
conocimiento azucarado por pacíficas telas bimestrales al rector diestro que
representa la profecía lingüística ausente del término mismo.
Párrafo tras párrafo encabecé vuestra edad de no lineales
sendas vectoriales, aprovechando la cercada asertividad de dogmatismos
rúbricos. Nada personal.
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