Tengo una
compañera a la que le gusta tomarse el café por las tardes conmigo, me visita,
no todos los días, pero toca mi puerta de vez en cuando.
Me
platica cosas pero no me dice nada, habla sin vocabulario alguno, me llena de
información y de preguntas pero no me llena de noticias ni de ninguna duda.
Sale a
caminar, con las manos en los bolsillos, admirando la brisa que la saluda. Paso
a paso y nunca observando al frente, de repente se va, atónita, enamorada de
las nubes.
¿Será? No
sé si sepa, tal vez lo sepa, pero no sabe como decirlo. Tal vez si lo supiera
me lo diría, pero… ¿Será?
Corre al
llano, lo enciende y corre al olvido. Se olvida de lo imaginado y lo hace real
pero no lo recuerda. Se pregunta si camina o vuela, se pregunta, mientras se
abalanza contra mi…
Se pone a
pintar en las paredes de mi casa, huye por los pasillos, se come al jardín
entero y le encanta podar las ideas.
A lo que
sé que no es si no le sabe nada a lo suyo, solo al sol le suena la sátira si
sale sobrio y sentado sobre salones de sal, ¿Sabe o no sabe? ¿Sabrá? Seis y
soledad sobre los santos y sordo a los saltos de salubridad…
Manzanas,
¿Quién que no cuenta? Casual canto de corridos católicos comiendo en la costa
de la cortesía. ¿Cuánto que cada uno? Contigo con casa contigo cambiando los
cuentos de Cataluña, ¿Cómo?
Escribe y
sale a gritarlo y entra y lo escribe a sacarlo…
¿Será?
Recibe lo que nunca dió y se le es arrebatado lo que nunca le dieron…
Pobre
compañera, solo me queda esperarla en paz y paciente para no perder el pasado
cuando le parecía bien partir…
Incertidumbre…
CenizaDeGardenia